Publicado el: 23 Ago 2015

Bach, Lorca y Goethe resuenan entre los muros románicos de Arrojo

Un momento de la actuación en Arrojo / Foto Beatriz Álvarez

Un momento de la actuación en Arrojo / Foto Beatriz Álvarez

Beatriz Álvarez / Quirós

El pasado jueves día 20 de agosto, la Iglesia románica de San Pedro de Arrojo se llenó de música y poesía. Bajo el título de Notas y Versos el músico y luthier Pablo Rosales (1967, Suiza) ofreció un recital acompañado por su chelo y junto a su pareja que le acompañó recitando poemas de Federico García Lorca y Goethe. El barroco de Bach y la sensibilidad lorquiana crearon una atmósfera mágica en una iglesia a la que acudió gran cantidad de público.

Durante el mismo sonaron las suites de Johann Sebastian Bach junto a los poemas de Federico García Lorca. “Tarde” y “Narciso / tu olor” de Canciones (1921-1924). Los sonetos “El poeta pide a su amor que le escriba” y “El poeta habla por teléfono con su amor” que forman parte de los once Sonetos del amor oscuro (1936) publicados, juntos y ordenados, por primera vez en 1984, en los que Lorca reivindica de forma explícita el amor homosexual, el amor sin límites, así como su queja y su angustia por el amor estéril y, en aquella época y en tantas otras, incomprendido. “Gacela tercera del amor desesperado” que forma parte de la colección de poemas que, en homenaje a los poetas árabes de Granada, escribió Federico y que se publicaron póstumamente en 1940 en Buenos Aires con el título Diván del Tamarit.  Cerró el recital el coro final de “Fausto” de Goethe:

“Todo  lo que ha ocurrido

es sólo una parábola.

Lo que es inalcanzable

se convierte en hecho.

Lo que es indescriptible

se ha realizado aquí.

Lo eterno femenino

nos permite avanzar.”

Explica Pablo Rosales en su intervención al principio del acto que la Sexta Suite de Bach es una pieza muy alegre y que ha elegido este texto para finalizar, tan diferente a la poesía lorquiana, porque Fausto después de buscar el amor hedonista y de los sentidos, llega a vender su alma al diablo y en los dos últimos versos reivindica el eterno femenino. Rosales nos exhorta a reflexionar sobre nuestra parte femenina, a encontrarla en nosotros mismos dentro de cada uno pues en según sus palabras “el amor no depende únicamente de una persona sino también de lo que uno cultiva”.

Rosales tiene una casa en el pueblo quirosano de Coañana donde vivió y estableció su taller de luthería en 2004 para trasladarse posteriormente a la sierra de Madrid. Este luthier, quirosano de adopción y ciudadano del mundo, regresa habitualmente en busca de la paz y la tranquilidad que ofrecen estas montañas. Cada año se presta a realizar un concierto como regalo generoso de su música al concejo y a los quirosanos. En esta ocasión su idea era haber podido formar un cuarteto de cuerda, pero al no haber podido ser así se decidió por esta otra fórmula, por otro lado, de extremada belleza y calidad, donde palabras y notas musicales se encuentran, como todo lo que hace este músico.

La Iglesia de San Pedro de Arrojo que es, sin duda, uno de los tesoros de Quirós y ofrece un escenario inigualable, es una iglesia románica que reúne las características propias del románico en Asturias. Su fecha de edificación no está claramente fijada, si bien los sepulcros y las pinturas murales que se conservan se han datado en el s. XV. Los murales fueros repintados en el s. XVIII.  En tiempos más recientes se procedió a su restauración, al ceder el piso del edificio como consecuencia de la construcción de la actual carretera, que pasa a los pies de la portada principal.

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