Publicado el: 02 Sep 2015

Sotero Alperi será nombrado mañana párroco de Teverga

Sotero Alperi

Sotero Alperi

El dominico Sotero Alperi Colunga será nombrado mañana por el Arzobispo de Oviedo  nuevo párroco del concejo de Teverga, zona que tiene asignadas quince parroquias.

Sotero ocupa la plaza que dejó vacante Enrique Álvarez Moro, que se desplaza a Roma para completar sus estudios teológicos.
El domingo 6 de septiembre a las 17,00 h en la colegiata de San Pedro se celebrará una misa de acción de gracias y será la toma de posesión del dominico.

A continuación publicamos un autorretrato biográfico escrito por el propio Alperi para La Voz del Trubia:

Biografía

Nacido en Noreña, villa condal y chacinera, un 4 de diciembre del año 1963, día de santa Bárbara bendita. Recuerdo el colegio de las monjas, que entonces vestían de azul, Hijas del María Madre de la Iglesia. Ellas me enseñaron a leer y a escribir hasta los siete años, cuando hice mi primera comunión. Ese día mi madre estaba en el hospital porque me decían que iba a tener una hermanita, pero eso entonces yo lo veía menos importante que ir a la iglesia. Fui a verlas vestido de blanco marinero, nada más salir de la iglesia. Elisa era pequeñina y dicen que dije » tenemos una nena muy guapa» -cosa de niños. Tercero, cuarto y quinto de EGB en las antiguas escuelas públicas con maestros insignes como Don Alfredo, Don Justo y Don Enrique. Luego me llevaron mis padres al colegio de los dominicos en sexto de EGB. Porque el cura Don Fermín Cristóbal Marqués recomendaba a los jesuitas, a los maristas o a los dominicos. Eran quienes entonces destacaban en la enseñanza. La invitación a ir al seminario fue declinada. Allí, en el colegio de los dominicos de Oviedo, estudié el bachillerato y al acabar el COU, yo ya le mostré al P. José Antonio, párroco de Santo Domingo, inquietudes vocacionales. Pero me tiraba más irme a Madrid, a estudiar ingeniería, en los inicios de los 80. Fue un encontronazo, un choque brusco para un chaval como yo de provincia. Mes de novatadas en el Colegio Mayor Aquinas, que los dominicos tienen en la Ciudad Universitaria y años de duro bregar. Hasta que por fin me decidí por los frailes, cansado de los números, la mecánica y las estructuras. Año de postulante en Valladolid, año de noviciado en Sevilla (¡pena de no haber llegado a la Expo’92, era el año 94!), profesión religiosa el día 23 de septiembre de 1995 y luego vuelta a Valladolid a la Filosofía. Y de allí a la Teología de Salamanca. Bonita la ciudad, preciosos los estudios de Historia, de Cristología, de Trinidad, de Eclesiología, de Moral… En el estudiantado de Sotomayor terminé mis exámenes en tres años y conseguí el título de Bachiller en Teología por la Pontificia de Salamanca. Y me fui a Madrid, a cursar el bienio de licenciatura en Teología Pastoral. Mi convento y mi primer destino fue Atocha. Allí estaba yo cuando los príncipes Don Felipe y Doña Letizia fueron, tras la boda en la catedral de la Almudena, a entregar la ofrenda de flores a la patrona de la casa real, la Virgen de Atocha. Salí en la TVE. Pero yo lo viví en directo. Allí me ordenó de cura un 26 de enero de 2002, Don Eugenio Romero Pose, obispo auxiliar de Madrid. Y allí viví en directo el bombazo terrorista de la estación de Atocha, estábamos a unos pasos. Cuatro cursos encargado de la catequesis de poscomunión y de las clases de religión. Hasta que me vine a Asturias, al colegio de La Felguera, que no cuajó más que un año, pero del que conservo pocos buenos amigos, y me asignaron -más bien empujaron- a Caleruega, Burgos, cuna de Santo Domingo. Cargos de administrador de la Casa de Espiritualidad, atención a las monjas de clausura y a la residencia de ancianos, y sobremanera lecturas de libros en la soledad recia de Castilla, que me hicieron crecer mi fe y madurar como paisano. Y de ahí vuelta a las clases de Oviedo, coordinando la pastoral colegial y con la capellanía de las dominicas del P. Coll de Oviedo. Fueron estos últimos nueve años fructíferos y llenos de pasión por la educación, la tan denostada clase de Religión en la escuela y la atención tutorial a mis alumnos y padres de familia. A todos guardo un pedacito de mi corazón. Pero yo veía que la vida religiosa, por muchas razones, menguaba mientras crecía el apostolado parroquial en el arciprestazgo de Siero, ayudando al difunto cura Don Hermógenes D.E.P., de Argüelles, Granda y San Miguel de la Barreda; en el concejo de Llanera, ayudando a Don José Julio (amigos para siempre, ¡qué grande eres!) y con mi párroco de Noreña, Don Pedro Tardón, al que tanto debo y tanto me acompañó en momentos decisivos. Y quiero acabar esta pequeña travesía-recuerdo biográfico dando las gracias a mi obispo Don Jesús, que me acogió con brazos franciscanos, fraternos y abiertos, que reflejan el tradicional abrazo de San Francisco de Asís Santo Domingo de Guzmán, que escultóricamente preside nuestra iglesia conventual de los dominicos de Oviedo. Tiempos nuevos, la vida se recambia cada vez, para nuevos bríos y empeños que Dios nos tiene aguardando. Memoria y profecía de un futuro bueno y esperanzador. Pueblos teverganos: acoged a este frailuco de Santo Domingo, que llega con ganas. Con corazón.

Fr. Sotero Alperi Colunga op.

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