Por Toño HUERTA
Geógrafo
A caballo entre las tierras teverganas y las de Babia, durante siglos existió un solar independiente conocido como El Privilegio, nacido al amparo de una curiosa historia de traiciones y reyes. A esta independencia administrativa hay que sumarle una orografía agreste, casi violenta, que ha hecho de este espacio un territorio con carácter propio.
La carretera que comunica Samartín con el Puerto de Ventana parece estar hecha para su disfrute gracias a unos paisajes magníficos, bosques y praderías rodeados de elevadas cumbres calizas. Pero, una vez pasado el cruce de Fresnéu la carretera choca de manera imprevista contra la roca; estamos en La Estrechura, nombre indicativo que ilustra esta zona, apenas una grieta en la que el río Parmu (o Sampedro) ha excavado una foz antes de sumirse, separando la Peña Vigueras de la Sierra de Sobia.
Por encima del valle, en sus laderas orientales, colgados sobre las verticales paredes, se pueden visitar los abrigos de Fresnéu, cuyas pinturas de la Edad del Bronce nos hablan de antiguos habitantes. Y justo al lado de la carretera, en la misma foz, la Cueva Huerta, con más de 14 km. de galerías, formando un singular conjunto kárstico aún activo.
Pero el camino ha de seguir hacia nuestro destino y, pasadas ya las sombras del estrecho pasillo calizo, abrirse al valle formado en la zona más elevada de Valdesampedro, en el lugar conocido como El Privilegio, solar de las poblaciones de Parmu, La Foceicha y la Vil.la de Su. Todo este valle está cerrado por las sierras de Sobia, los Montes de Carrocera y el Pico Ferreirúa, en cuyas inmediaciones está el paso hacia Castilla; muestra de lo agreste de este territorio es la fecha de apertura de la carretera desde Parmu hasta el Puerto de Ventana, en el año 1942.
En el fondo del valle se encuentra Parmu, el que antaño fuera capital del concejo conocido como El Privilegio; aún se conservan restos de ese pasado, como parte de la cárcel y el ayuntamiento. Es la última población antes de subir el Puerto de Ventana y acceder a la Meseta, llegando a vivir una pequeña época de esplendor durante las décadas de 1950 a 1970 gracias a la cercana minería de la Cuenca Carbonífera de Ventana. Hoy día uno de sus mayores valores es ser la entrada al hayedo de Montegrande, la tercera mancha forestal de Asturias.
Tras cruzar el río, una serpenteante carretera comunica Parmu con la Vil.la de Su, el pueblo más soleado de Teverga que se sitúa bajo los riscos del Barriscal de Sobia. Cada verano, los más osados vecinos participan en el curioso concurso de siega con gadañu, en una jornada de hermandad.
En la ladera contraria se encuentra la tercera población que conforma El Privilegio, La Foceicha. Llama la atención su asentamiento en un lugar llano, aprovechando una cubeta glaciar en cuya vega se formó una pequeña laguna, desecada a principios del siglo XX para aprovechar los pastos, si bien hoy en día se ha recuperado y es posible verla repleta de agua en las épocas de deshielo, formando una curiosa y bella estampa. Históricamente fue un importante cruce de caminos, como el procedente de la Meseta y el ligado a la trashumancia con Torrestío y el Camín Real de La Mesa, siendo posiblemente uno de los pueblos más antiguos de Teverga. De sus calles parte una de las rutas para visitar la cercana cascada del Xiblu.
Una historia de hidalguía
El Privilegio funcionó como ayuntamiento propio hasta 1827, cuando es anexionado a Teverga. Su origen se remonta a la época de Alfonso V; por esos años surge un enfrentamiento entre el monarca y el noble Pelayo Froilaz, que poseía numerosas tierras en la zona de Babia, Parmu y sus alrededores, siendo acusado de alta traición. Uno de los vasallos de Pelayo, Manulfo Bellido, sale en defensa de su señor, enfrentándose al mayordomo real, de nombre Asseménedis, por lo que es apresado en las inmediaciones de La Estrechura. Al final de su vida, el monarca se dio cuenta de que tal acusación fue una calumnia, pero su muerte en 1028 le impidió rehabilitar la injusticia. Sería su hijo, Bermudo III, quien rehabilitaría a ambos personajes, devolviéndoles todos sus bienes a través de un documento de ingenuidad fechado en las Calendas del 15 de octubre de 1071 (es decir, el 19 de septiembre de 1077) que contaría con el siguiente privilegio: “para disfrutar de libre albedrío, habitar donde mejor quisiesen sin pagar a nadie sobre la tierra feudo ni tributo alguno, sino solo a Díos…”.
Este territorio fue de realengo hasta que Fernando II lo puso en manos de la iglesia en 1163, cuando es donado a San Salvador de Belmonte, pasando en 1171 a la iglesia de San Salvador de Oviedo. Para defender sus intereses se constituyeron en concejo independiente, fechándose en 1783 las últimas ordenanzas por las que se rigieron hasta su anexión a Teverga.
A través de los años, este documento sería refrendado por numerosos reyes, interpretándose una sencilla carta de ingenuidad como una concesión de hidalguía, entendiéndose que toda persona nacida en esa zona sería consideraba noble y libre de todo tributo, teniendo como única obligación ofrecer un cirio el día de San Miguel y limosnas a los pobres por el alma del Alfonso V.
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