Publicado el: 19 Mar 2016

La batalla contra el cáncer

Por José Manuel RODRÍGUEZ ANTOMIL

Nadie está preparado para que le digan que tienes un cáncer. Antes de que nadie te diga que lo tienes tú ya lo intuyes y si no acudes antes al médico ni le dices nada a la familia es porque aunque tú lo das por hecho no quieres pasar por el trago de que te lo digan. Pero el día llega y ese día es como si te dieran un mazazo en el que tu vida se desmorona; al principio te parece mentira, es como si tuvieses un mal sueño ¿como va a ser posible que yo tenga un cáncer? Me siento bien, un poco cansado, con algún  síntoma de que mi organismo no funciona bien… pero cáncer. Van llegando los viajes al hospital, las pruebas que lo confirman, los tratamientos y, sí, entonces empieza el cáncer de verdad, que además se convierte en una enfermedad psicológica. Tú estás sufriendo por lo que te está pasando pero sobre todo sufres por los que están a tu alrededor, por tu familia, pues ellos sufren el doble que tú. Por un lado sufren por ti y por otro, porque su vida también sufre un inesperado cambio. Cuando están contigo intentan mostrar una alegría y un animo extraordinario intentando contagiártelo a ti pero tú  sabes que en su soledad también se hunden y las noches también para ellos son un valle de lágrimas.

jose manuel antomilMientras, uno sigue con los tratamientos, con la operación, con más tratamientos y vas viendo cómo poco a poco te hundes en el abismo, cómo vas perdiendo tus señas de identidad y, lo que es peor, te vas encontrando con personas que con el ánimo de ayudarte lo que hacen es hundirte un poco más  («no te cayó el pelo…, el otro día murió…) Estas son algunas lindezas que día a día tienes que escuchar.
Los enfermos de cáncer necesitamos comprensión, cariño, acercarnos al mundo que vemos que se nos va…  pero nunca, nunca necesitamos compasión. La mayor ayuda moral la tenemos en la familia pero luego están esos grandes profesionales: oncólogos, radiólogos, enfermeras… que nunca te mencionan la palabra cáncer y te dan un cariño e ilusión que no esperas pero que necesitas.
Llegan pruebas y más pruebas y algunas veces, como en mi caso, te abren una puerta a la esperanza y, si todo sigue así, por ahora se va ganando la batalla. Pero la guerra es larga, sobre todo cuando se es escéptico como yo.
No puedo pedir más  a mi familia, no puedo pedir más a esos grandes profesionales de la medicina, pero si quiero pedir a la gente que medite y mida sus palabras cuando habla con un enfermo de cáncer. No se le pide que te animen, pero tampoco que te hundan. Aquí  sí  que tiene plena vigencia eso de » no hay mejor palabra que la que está por decir» y sobre todo nunca mostrar compasión con un enfermo de cáncer, porque, sí, de esta enfermedad muere mucha gente, pero también mueren del corazón, de derrames, de accidentes y de un montón  de causas más.
Hoy gracias a los avances médicos cáncer no es sinónimo de muerte. Una legión de enfermos, entre los que me cuento, estamos dispuestos a ganar las primeras batallas y hasta puede que la guerra y animamos a los que no tienen esta enfermedad a que utilicen la prevención, pues es al fin y al cabo la mejor manera de curarlo.
Comentarios:
  1. leduina dice:

    A jose rodriguez antomil mi enhorabuena por esa leccion de vida que has resumido en palabras.Fui testigo directo y se de lo que hablas.La unica diatriba es en las reacciones de la gente:no es mala fe hacer juicios de valor o decir palabras desafortunadas xq la ignorancia es muy atrevida.agradecer a los q apoyan y a los q no saben estar a la altura de las circunstamcias tb darles las gracias xq tb nos hace mas fuertes ante la adversidad.

Deje su comentario

La Voz del Trubia