Publicado el: 19 Abr 2016

La reina María Cristina, en Proaza

Por Loli GALLEGO

En 1792 Melchor Gaspar de Jovellanos emprende una de sus salidas por territorio asturiano, era el 4 de junio cuando llega a Proaza. “Cruzando el puente de Prada vuelvo a pasar el río. Aquí termina el concejo de Santo Adriano y comienza el de Proaza. Casa de los Prada al lado del puente. Continúo por el camino real o carretero, me encuentro con una vega bellísima pero estrecha. Sigo la ruta hasta cruzar el puente de Zarameo, ya que mi destino es Villamejín (villa maxenti o maximini, una villa romana, es decir perteneciente a un propietario romano; este es origen del nombre de actual de Villamejín)”. Me extiendo en esta descripción para demostrar que el único acceso de comunicación con la meseta era el que a través de Puerto Ventana llegaba a Proaza. Lo mismo que el que entrando por la Mesa llegaba a Linares, con esto nos damos cuenta que las comunicaciones de personas, animales y mercancías se hacían por estos puertos.


peñas juntasEs a mediados del siglo XIX cuando comienzan las obras de apertura y ensanche del camino real, llevadas a cabo por el ingeniero belga Gabriel Heim, nombre con que se conoce el vial que hoy atraviesa Proaza, y que uniría a los concejos de Teverga y de Quirós con Proaza y a la vez con Oviedo.
Esta entrada está dirigida a exponer el viaje que la Reina Madre doña María Cristina de Borbón hizo por estas tierras nuestras, que transcribo: “El 12 de diciembre de 1864, el excelentísimo marqués de Camposagrado llevó a efecto una cacería que tenía dispuesta en el monte de Oliz, lugar intermedio entre los concejos de Proaza, Quirós y Teverga; se presentó hacia las doce del mediodía acompañado de los señores duques de Riansares y de Tarancón, señor gobernador civil don Antonio Ávila y el señor de Canga Argüelles, y juntamente con cazadores y ojeadores de los concejos convocados de ante mano y partiendo inmediatamente a su destino”.
El objeto principal era traer a Su Majestad la Reina Madre a visitar las Peñas de Caranga (desfiladero de Peñas Juntas) haciendo un viaje de recreo. Fueron a recibirla los tres ayuntamientos en pleno, una comisión del clero y varios particulares, poniéndose en el puente de Piriguela, punto inmediato a las montañas y donde por su unión que parece se niegan, tenaces, al tránsito del río. A las cuatro poco más o menos una pareja de la Guardia Civil y multitud de voladores anunciaron la llegada del carruaje regio, que a paso lento atravesó el puente, bajo un modesto arco de triunfo, haciendo parada frente a una tienda de campaña de don Gabriel Heim, ingeniero constructor de la carretera de Proaza.
Estando en posición los ayuntamientos y la comisión del clero, saludaron a la real persona en los siguientes términos.
“Señora, desde el fondo de estas rocas, perfecto remedo de la creación en sus principios, se felicita a Su Majestad por los ayuntamientos aquí representados e individuos de la respetable clase sacerdotal, ministros del Altísimo. Señora, ya que la Divina Providencia se ha dignado concederle una feliz bienvenida, en lo íntimo de nuestras almas le deseamos le conceda igual y feliz regreso.”
A esta sencilla y breve salutación contestó la Reina dando las más expresivas gracias, muestras inequívocas de la más benévola atención y cariño, lo mismo que el Marqués de la Isabela, que hacía de palafrenero. Se puede decir aquí que la Reina pronunció la frase “Esto es horriblemente bello”. Después de esta atención siguió el coche hasta Caranga de Abajo, donde se reunió con el marqués de Camposagrado y demás que habían llegado de la cacería; apeándose la augusta persona y entrando en la casa del señor cura a tomar un refresco.

El regalo del anciano
Al apearse del carruaje, un respetable anciano le hizo un humilde presente, regalándole unas peras lo mismo que al marqués de la Isabela, obsequio que se dignaron a aceptar con la noble efusión de su corazón, verificándose estos hechos en medio de entusiastas vivas y una aglomeración de gente que rayaba en tumulto. El excelentísimo marqués de Camposagrado dio en nombre de Su Majestad las gracias a los ayuntamientos allí representados.

 

Comentarios:
  1. xixon dice:

    Creo que esta historia figura en el libro «La Casa de Quirós» de V. J. González García.

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