Publicado el: 02 Jun 2016

¡Seguimos siendo los mismos 41 años después!

Crónica del reencuentro entrañable de los exalumnos de BUP de la promoción de 1975
Por  Emilia FERNÁNDEZ

Hace poco más de un mes comenzamos el camino hacia un reencuentro de los alumnos del instituto Cesar Rodríguez de Grado, después de 41 años,  de  la primera promoción de BUP 1975.  Un grupo de compañeras fue al instituto y consiguió las listas de esta promoción  y lo que comenzó como un experimento o globo sonda, ya que desconocíamos totalmente el interés por tal iniciativa, nos explotó  como un arco iris lleno de color y alegría.

Los exalumnos asistentes a la fiesta

Los exalumnos asistentes a la fiesta

Fue una promoción de alumnos que procedían de Grado, pero también de Candamo y Belmonte y en COU se unirían a nosotros alumnos de Trubia y de Teverga por no tener COU en sus localidades. Esto se difundió a una velocidad de vértigo, unos compañeros nos facilitaban el teléfono de otros y estos a su vez de otros y ayudados por las nuevas tecnología contactamos con compañeros que por motivos de trabajo estaban en Francia y Sudáfrica, otros vivían en Sevilla, Madrid, Bilbao. Los localizamos en una semana prácticamente a todos.

Es decir, algo que partió como experimental, al comprobar el gran interés de todo el personal, hizo que todos nos volcáramos; ¡Teníamos que conseguirlo!

Esta iniciativa se hizo efectiva el 28 de mayo con una quedada en la que se logró reunir a 75 alumnos de unos 110 convocados, en una comida-espicha. Por fin llegó el gran día del reencuentro, 41 años después de una espera de solo un mes, larguísimo mes, que nunca llegaba.

Posiblemente sin darnos cuenta, todos nos acicalamos con un estilo juvenil, en el fondo pretendíamos que se reflejase físicamente esos años de la adolescencia. Todos a la peluquería, incluso los alumnos masculinos. Sabemos que hubo un acicalado, corte de pelo, de barba, increíble.

No lo creeréis pero el día anterior nos comunicamos los miembros de la organización y estábamos nerviosos, muy nerviosos. ¿Todo lo organizado será del gusto de los compañeros? ¿Habrá algún mal encuentro? ¿Resurgirán enemistades de la adolescencia? O por el contrario ¿reconoceremos a los amigos y nosotros en su mirada? Cómo dijo una compañera y amiga; ¿ya tenemos marcada nuestra personalidad con 15 años?

Uff  ¡llegó el gran día!

La organización hizo etiquetas identificativas por si había dudas después de tantos años  y según iban llegando los compañeros  se las adjudicábamos.  Besos, besos, besos  y muchas caras de  “¡Oh eres tú! ¡Estás fenomenal!”

Y es que nos conocimos y reconocimos.  Emocionante,  se queda corto.

A continuación, fue todo rodado hubo sorpresas, risas, comentarios. Una ex alumna, que hizo de conductora de la gala, preparo un breve discurso haciendo alusión al espíritu del evento con frases tan bonitas como: “Nosotros los de entonces ya no somos los mismos” Pero hoy aquí y ahora “Nosotros los de entonces¡¡sí!! Somos los mismos.

Hermosa frase que seguro no reflexionamos entonces y que ahora queda aquí para todos.

Otro exalumno leyó sus reflexiones que tituló como Aquellas pequeñas cosas:

«Uno cree que las mató el tiempo y la ausencia… Así empieza una de las canciones más emblemáticas de mi admirado Serrat. En nuestro caso parece evidente que ni el tiempo ni la ausencia se pudieron llevar los recuerdos de nuestra adolescencia (sobre todo para algunos). Sigue la canción, pero su tren tomó boleto de ida y vuelta.

Y ahí es adonde estamos, acabamos de comprar el billete de vuelta a aquellos años tan intensos, aunque solo sea por unas horas y lo mejor es que llevamos más de un mes viajando hasta el destino que es el reencuentro. En Ítaca se dice: lo importante no es el camino es la meta y el camino hasta llegar aquí ha sido apasionante con la inestimable e imprescindible aportación del autoproclamado grupo organizador sin las cuales este reencuentro hubiera sido siempre imposible a todas luces.

Siguiendo la canción; son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas…en un rincón, en un papel en un cajón.

 

logo bup gradoY es exactamente lo que llevamos haciendo desde que empezó esta iniciativa, desempolvando papeles y recuerdos  en cajones físicos y en nuestra a veces maltrecha memoria en busca de vivencias de aquellos años cuando afloran nos sentimos jóvenes otra vez. El camino hasta llegar aquí  fue enriquecedor y entrañable, a veces vertiginoso por la vidas de todos y la velocidad en la que se sucedían los acontecimientos, y me siento orgulloso de pertenecer a este grupo de chavales a los que me sorprende reconocer perfectamente (no físicamente a lo mejor) a través del tiempo, remarcando como atributo general la tolerancia y respeto de todos sin atisbo de discriminación hacia nadie por ningún motivo ni entonces ni ahora. Como colofón alguien vino a desempolvar estos recuerdos que teníamos atrapados tras alguna puerta del cerebro y que nos hacen llorar cuando nadie nos ve. Mención especial para los ausentes; para los que por razones de cualquier índole no hayan podido o querido venir, respetar su decisión y otra vez será; para los que no están, nuestro recuerdo más entrañable».

Hubo hasta una reconciliación histórica  que hizo que  hombres- adolescentes se fundieran en un abrazo y algún compañero soltara una lágrima.

A los postres hicimos un brindis por cuatro compañeros de entonces ya fallecidos, dando paso al apartado anecdotario, un turno libre para cualquiera que le apeteciese contar batallitas de aquellos tiempos.  ¡Quien no recordaba algo más o menos divertido!

Otra de las sorpresas preparadas fue la filmación del  evento que se convertirá en película gracias a tener entre nosotros al director de cine Julio de La Fuente, que durante toda la gala filmó  el acontecimiento y nos deleitará con el montaje de todas las instantáneas en una película que en breve proyectara para todos.  Será otro evento pues Julio también lo prepara con sorpresa.

Se distribuirá una copia de la misma para cada uno de nosotros como recuerdo para toda la vida.

Pues si  llegaba la noche y nadie quería marcharse;  pensamos que ese día que era la final de la champión, el personal se ausentaría para ver el fútbol. El fútbol no pudo con nosotros, seguimos hablando, bailando y compartiendo vivencias pasadas y presentes de nuestras vidas hasta altas horas de la madrugada. Fue como si  al volver a la época adolescente, donde teníamos un horario para llegar a  casa y como no llegaras, te esperaba  una buena ….. ese día nos sentíamos como adultos, libres de llegar a casa a la hora que quisiéramos, ¡menuda diferencia!

Recomiendo estos reencuentros a todo el mundo, son saludables. Somos seres que por mucho que nos desarrollemos en lo profesional, en lo personal, con diferentes trabajos y familias tenemos en común ese sentimiento de haber pertenecido a un grupo concreto con el que compartimos vivencias, experiencias comunes. Siempre llevamos con nosotros esa faceta adolescente, juvenil que volvió a salir al encontrarnos con antiguos compañeros después de tantísimos años.

 

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La Voz del Trubia