Publicado el: 15 Sep 2016

Aquél peón caminero

Por José Manuel R. ANTOMIL

Los escolinos de mi época, en el viaje de la escuela a casa, teníamos un gran contertulio que nos dejaba con la boca abierta contándonos sus historias, unas verdad y otras ficción. Eran los peones camineros, aquellos del carretillo de madera y rueda de hierro.
En aquellos tiempos había un refrán que decía «eres más vago que la chaqueta de un caminero», por aquello de que estaba colgada de la pala. Pero ese humilde caminero estaba enterrado en la cuneta.
Aquellos tramos que les encomendaban, estaban impolutos y los baches que tapaban duraban años. Eran auténticos profesionales.
Pero para estos obreros también llegó la reconversión en brigadas motorizadas en camiones y vehículos que ruedan muchas veces sin saber adónde van, eso sí, a los accidentes y a los argallos llegan puntualmente a señalizar y eso puede estar así tres meses. Las carreteras se limpian una vez al año. Ante esta situacion ¿no sería conveniente volver a los peones camineros? Se crearía trabajo, se ahorrarían costes en vehículos y sobre todo las carreteras estarían decentes.
A veces, lo más rudimentario es lo más rentable y sobre todo lo más eficiente.

Comentarios:
  1. wunelfe karin dice:

    No se pueden disociar conceptos de rentabilidad y efectividad; al menos en términos de sostenibilidad, claro que en términos políticos todo vale, el objetivo es la rentabilidad electoral, de patas cortas y futuro para la sociedad en general, ninguno.
    Los peones camineros tuvieron su época; ahora bien, sin recurrir a los peones camineros se exigirá que la maquinaria NO ande sin saber «adónde va». Exigencia que hará aquel a quien competa, y en última instancia y como vivimos en una ¿democracia?, asumiremos las consecuencias de votar a quien comete dejación de funciones.

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