Publicado el: 21 Oct 2016

Crear o devastar

Por Casimiro ÁLVAREZ

En el año 1979 cuando se acababan de constituir los primeros ayuntamientos democráticos, que resultaron de las elecciones municipales posteriores a la dictadura y, ante la constatación de que no se podía sostener una estructura política y administrativa mantenida por una población inferior a 5.000 habitantes, el entonces alcalde de Proaza (que era yo mismo) convocó a sus colegas de la Comarca, que más tarde se llamaría de los Valles del Oso, Juan Mallada de Quirós, Manolo Fernández de Santo Adriano y Ramón Álvarez de Teverga; a una reunión que se celebró en el ayuntamiento de Proaza y donde también estuvo presente el Ingeniero T. Blanco, para estudiar y debatir un documento que habíamos elaborado, sobre las ventajas e inconvenientes de fusionar los cuatro ayuntamientos en uno sólo, más potente, más barato y con capacidad de prestar mejores servicios a los vecinos. El resultado fue desalentador. Pues, si bien todos reconocían la necesidad de reconducir la situación, casi ninguno estaba dispuesto a poner en riesgo su cargo de alcalde, tan importante y merecidísimo. De manera que hubo que “dejarlo pa prao”. Al fin y al cabo, lo que no se había hecho durante la dictadura de Franco, con lo fácil que hubiera sido implantarlo por decreto, ahora que éramos tan democráticos todos, no podíamos imponerlo por la fuerza.

mancomunidadMancomunar
Cuatro años más tarde, con la llegada de Pedro de Silva a la presidencia del Principado, con el que teníamos una fluida relación, le planteamos otra vez el asunto a su consejero de Administración Territorial, Faustino González Alcalde, por si a ellos les parecía razonable acometerlo a nivel de Gobierno Regional y, tanto al consejero como al presidente les entusiasmó la idea, que podría ser aplicada a los múltiples ayuntamientos minúsculos repartidos por toda Asturias; si bien, tampoco estaban por la imposición. Y de ahí surgió la propuesta del Gobierno Regional, de mancomunar las prestaciones de servicios de aquellos que voluntariamente lo solicitaran, como paso previo a la necesaria fusión posterior.
Al mismo tiempo, los cambios políticos como resultado de las elecciones municipales de 1983, facilitaron mucho las cosas; pues los nuevos alcaldes de Teverga y Santo Adriano, César García y Corsino Alonso, más jóvenes y con una visión más sagaz de la política municipal, compartían además conmigo una relación de amistad. Inmediatamente nos pusimos manos a la obra y empezamos a organizar con el Principado, el primer proyecto de mancomunidad de varios ayuntamientos de Asturias. Aunque las posiciones bizantinas del representante de Quirós designado por Juan Mallada, a la hora de discutir los estatutos o incluso hasta el nombre, pues estaba empecinado en que se denominara Mancomunidad de la Virgen de Alba, probablemente para sabotear el proyecto, retrasaron mucho el acuerdo; de tal manera que la primera Mancomunidad en aprobarse fue la del Valle del Nalón y, al poco tiempo la nuestra.

Decreto
El 30 de mayo de 1985, el Principado de Asturias dictó el Decreto 54/85 por el que se constituía la Mancomunidad de Proaza, Quirós, Teverga y Santo Adriano, con sede inicial en el Ayuntamiento de Proaza, para una población de 6.424 habitantes y con la finalidad de prestar los servicios de, Parque de Maquinaria, Oficina técnica de Gestión Urbanística, Recaudación Ejecutiva, Servicios Sociales de Base, Protección Civil, Mecanización Informática, Obras Públicas y Medio Ambiente, Servicios Culturales, Servicios Sanitarios, Servicios Agropecuarios, Servicios Turísticos y Deportivos y, Recogida de Basuras.
Al mismo tiempo, el Principado financió la compra de la maquinaria que nosotros propusimos como necesaria, aunque aquí se produjo ya un grave desengaño, al descubrir el que para mí fue el primer caso de corrupción evidente de la recién estrenada democracia y, que luego se convertiría en algo generalizado hasta llegar a la situación de descomposición absoluta que ahora padecemos. Resulta, que la comisión negociadora de la Mancomunidad, había acordado solicitar un listado de maquinaria que había sido elaborado por el Ayuntamiento de Proaza y, que se consideraba el más apropiado para acometer las obras que nuestros pueblos necesitaban. Así por ejemplo, pedíamos carrocetas URO provistas de una serie de accesorios que las convertían en herramientas útiles para múltiples aplicaciones; transporte por pistas difíciles, quitanieves, autocarga, etc; o rodillo apisonador pequeño y de doble tracción, para acceder a cualquier camino; o dumpers medianos de doble tracción, por la misma razón anterior. Sin embargo, intentaron y en algún caso lograron, colarnos máquinas absurdas para los fines perseguidos; camiones Pegaso de grandes dimensiones y tracción a un solo eje, que no cabían por la mayoría de nuestras “caleyas”, apisonadoras grandes sólo útiles para carreteras, pequeños dumpers con tracción en un solo eje y así un largo etcétera.

Como es lógico acudimos prestos a protestar ante el Presidente Pedro de Silva y el Consejero González Alcalde, los cuales quedaron tan sorprendidos como nosotros y trataron de corregirlo, aunque con resultado escaso. Se cambiaron los camiones y alguna cosa más, pero hubo que tragar con otros cacharros del todo inapropiados. En aquellos tiempos tan ilusionantes para algunos de nosotros, la corrupción ya había echado poderosas raíces; tanto, que un Presidente de Gobierno asturiano y su Consejero de Administración Territorial, ni siquiera se atrevieron a desmontar a pesar del evidente chanchullo. Mal comienzo para un proyecto tan necesario.
Sí a lo anterior añadimos que los tres alcaldes impulsores de la idea, Corsino, César y yo mismo, poco tiempo después abandonamos de manera voluntaria los cargos que ocupábamos y, la política, nos encontramos con una recién nacida institución en manos de otros regidores que nunca llegaron a comprender y, que sólo utilizaron para fines localistas y clientelistas, cargándolas de personal innecesario pero afín, cuando no familiar; dilapidando sus recursos y, me temo que, en algún caso, hasta saqueándola en beneficio personal.
El resultado a la vista está. Treinta años después, los mismos que arruinaron sus ayuntamientos con monstruosas plantillas de personal innecesario, contratado irregularmente (todo el personal al servicio de las administraciones públicas, debe ser contratado por medio de oposiciones libres) de las que en vez de avergonzarse, presumen; como el alcalde de Proaza que alardea de tener 27 empleados para atender 700 habitantes; y que sólo sirven para marear al envejecido vecindario. Pues esos mismos burócratas, pretenden liquidar por la puerta de atrás, de manera oscurantista y fraudulenta, una institución que debería ser la base para un mejor servicio al vecindario. Así por ejemplo, no se pueden liquidar las cuentas de 2014 y 2015, han desaparecido vehículos y maquinaria que estaban recogidas en el inventario de bienes, pretenden especular con los bienes y activos que quedan, son incapaces de atender deudas y obligaciones, etc. etc.
El Ayuntamiento de Teverga, a instancias del concejal Ángel Lagar aprobó recientemente exigir la solicitud de una auditoría al Tribunal de Cuentas, con la advertencia de, que si hacen caso omiso, ellos mismos la solicitarían y, hasta el propio concejal tevergano y presidente de la Parroquia Rural de Páramo, si su Ayuntamiento incumple el acuerdo está dispuesto a solicitarla por su cuenta.
Hace falta luz para aclarar semejante embadurne. Para presumir de generar empleo es preciso hacerlo con el dinero propio, no con el que se arranca con abusivas tasas e impuestos a los vecinos y, si fuera preciso, exigir las responsabilidades económicas y penales a quienes pudieran haber metido la mano. Basta ya de mamoneo.
La situación recuerda mucho algunos casos que todos conocemos. Alguien que se encuentra con una importante herencia y, en vez de administrarla con mesura para multiplicarla o al menos conservarla, malgasta sin control hasta dilapidarla y arruinarla.
Construir requiere ideas y esfuerzo, pero destruir lo puede hacer cualquier mastuerzo.

Comentarios:
  1. AURELIO dice:

    Cuanta verdad

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