Santiago Álvarez: «Están dejando morir el ferrocarril»

El jefe de la estación de Trubia teme que «estemos viviendo los últimos tiempos del transporte como servicio público»

Santiago Álvarez Martínez, en la estación de Trubia

F. Romero/Trubia

Santiago Álvarez Martínez (Vegadeo 1961) es un ferroviario de vocación. Jefe de Estación de Trubia desde el 4 de febrero de 1986, es consciente de que la vía estrecha se muere porque ahora solo se prima la alta velocidad. Los ferroviarios son gente extraña, maniáticos del tiempo y del orden -dice Santiago- que hablan un lenguaje propio en el que el tiempo no se mide por las horas del reloj sino por la llegada o la salida de los trenes.
-Han pasado 31 años desde que llegó a Trubia desde Alicante ¿Ha cambiado mucho la estación?
– Muchísimo. No había barrera automática, había carga de carbón de Química del Nalón y de Doy. Mercancías que iban y venían y muchos más viajeros. Tenía mucho ambiente.
– Mucho más aburrido ahora…
-De viajeros bajó muchísimo. Teníamos un director general vasco que llegó diciendo que iba a cambiar Feve de arriba abajo. Trajo en el Trascantábrico a deportistas de élite, se fueron a hacer la Senda del Oso y todo muy bonito. Cuando acabó me preguntó qué me había parecido. Le dije que veía complicado que mejorara la situación y le saqué la estadística del billetaje de un mes y se había reducido en un 35%. Hablamos de los años 96-97. No le gustó lo que le dije. Y es que llevamos 20 años con descenso de viajeros, salvo una etapa de Romeu, que era muy técnico y muy pragmático y parecía que se iba a reflotar… pero no había dinero.
-Mientras en Europa se apuesta por el ferrocarril, las cercanías y el transporte limpio aquí parece que hacemos lo contrario ¿Qué está pasando?
-Es la muerte anunciada del ferrocarril. Lo están dejando morir. Vivimos los últimos días del transporte como servicio público. Da la impresión de que quieren que cierre o que lo cojan las comunidades autónomas. Hay un problema estructural. Se están jubilando promociones y solo restituyen un tercio. La vía estrecha no interesa.

«Hay cierto elitismo en Renfe, nosotros somos como la reserva india»

– ¿Son de peor familia?
– Hay cierto elitismo en Renfe. Nosotros somos como la reserva india. Aquí no asumen su importancia. En Japón y Austria funciona muy bien y es muy rápido. Llega hasta los 180 kilómetros/hora. Aquí dicen que no se puede por la orografía, pero no creo que tengan menos montaña en Austria que aquí. Los trenes más pequeños son mejores para las ciudades. El problema es que no hay un mantenimiento y todo el dinero se va para la alta velocidad. Luego queda todo obsoleto, baja la calidad, empiezan a llegar tarde los trenes y la gente se va a otros transportes porque no puedes decirle todos los días a tu jefe que llegas tarde por culpa del tren.
-¿Por qué no quieren la vía estrecha?
– Hombre, detrás de la alta velocidad hay grandes contratos que benefician a las Koplovitz, a Florentino y a las empresas del Ibex 35. Y luego está la competencia de la carretera.

– ¿Desaparecerá la estación de Trubia?
-Trubia tiene estación para que la gente no se queje porque parece que un pueblo sin estación es menos importante, pero no estamos dando servicio.
-¿Tampoco funcionan las mercancías?
– Se habla de unificar todos los ferrocarriles de mercancías y parece que tiene más futuro, porque es un plato goloso para multinacionales. Sin embargo es un sector estratégico. No puedes dejar en manos extranjeras todo el transporte de mercancías de otro país. Por eso se lo están pensando.
-¿El ferrocarril tiene que ser rentable?
– Francia vende tecnología ferroviaria y con sus ingresos compensa las pérdidas del servicio público. Aquí tenemos el Talgo, que es tecnología muy buena, y siempre lo marginaron. Ahora el interés está en el AVE y nos estamos especializando pero a costa de abandonar las cercanías. El Área Metriopolitana que quieren hacer en Asturias puede ser bueno para la vía estrecha. En cualquier caso, un servicio público no tiene porque ser rentable. Es como el médico.