Publicado el: 16 Ago 2017

La romería de Alba más familiar

La fiesta popular, que estuvo a punto de no celebrarse, recuperó tradiciones como el certamen del pan de escanda y ofreció espectáculos nuevos, como una exhibición a caballo

Actos religiosos en Alba/Foto de Beatriz Álvarez

Beatriz Álvarez/Quirós

No pudo el tiempo con la romería de Alba, que recuperó su atmósfera más tradicional y familiar de los últimos años. Aunque la previsión había sido de agua durante toda la semana, fue la niebla la que no quiso abandonar la Peña de Alba como metáfora de la incertidumbre que rodeó la fiesta profana este año, que estuvo a punto de no celebrarse, siendo a última hora Gabriel Bobes y su familia los que salvaron los trastos y con nota, como ayer manifestaba el numeroso público asistente a los diferentes actos que se organizaron. Con niebla y todo, y aunque el orbayu también hizo de las suyas por la noche, un año más la patrona quirosana congregó a cientos de romeros, si bien es cierto que en menor número que otros años. La celebración religiosa contó con la presencia de la Banda de Gaitas el Teixo-Manolo Quirós. Varias fueron las novedades principales de esta cita. En primer lugar, la recuperación del certamen de pan de escanda, realizado tiempo atrás por la Asociación de Amigos del Pan de Escanda que vuelve a adquirir protagonismo. Aunque este año la participación no fue muy grande, todo es echarlo a andar. El jurado, integrado por dos miembros de la Asociación Amigos del Pan de Escanda, Juan José Suárez y Pepita Menéndez; un miembro de la Asociación de Mayores, José María Fernández, y una representante de la Asociación de Mujeres, que actuó como secretaria, con voz pero sin voto, María B. Alvarez, otorgó los siguientes premios tras valorar aspectos como color, sabor, forma, presencia y mayor o menor cantidad de escanda: primer premio a Gelina de Salcedo, segundo premio a Ana de Salcedo y tercer premio a Matilde de Fresnedo. En segundo lugar, la recuperación del ramu de pan de escanda que acompañó a la Virgen en el altar y la consecuente Puya’l Ramu. En tercer lugar, la posibilidad de cenar, no sólo comer, cordero a la estaca por encargo (se asaron y vendieron unas ciento veinticinco raciones) sino cenar en el recinto de la fiesta. Un pulpeiro lucense con parrilla ofreció a los presentes la posibilidad de picar algo y, muy importante, espacio para sentarse para ciento veinte personas, lo que animó a muchos a quedarse la víspera un poco más. Y por último, la organización ofreció ayer al público un espectáculo de caballos nunca visto en Alba a cargo de el Grupo leonés Mirandes, lejos de las carreras de cintas que alguno de los presentes calificó de «más peligrosas que está exhibición». Muchos espectadores asistieron atentos a las distintas actuaciones de caballos y caballeros. Muchos adultos y, sobre todo, muchos niños que aplaudieron y grabaron entusiasmados la conjunción entre jinete y montura y los equilibrismos que ofrecían.

Unas fiestas de Alba que se han celebrado sin incidentes reseñables, lo que hoy a la vista de la deriva que están tomando algunas fiestas de prao ya es un éxito. Solo queda ahora el pesado trabajo para la organización de recoger las toneladas de porquería depositadas por la mortera. Romeros los hay de todo tipo, los que recogen y dejan todo como lo encontraron; los que depositan lo que les sobra en los puntos habilitados para ello; los que recogen, pero lo dejan en su parcela, y los que trabajan por esparcir lo más posible su basura ocupando el mayor espacio posible, no sabiendo dejar su impronta de otra forma. ¡Cuánto queda por hacer y cuánto trabajo para los que tienen que limpiar!

Ayer también se celebró la Virgen de Trobaniello, que recuperó tras décadas la Puya’l Ramu y que trasladó por la niebla la romería al pueblo de Ricao. Por otro lado, desde hoy, día de San Roque, empieza la cuenta atrás para Alba 2018.

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