Publicado el: 31 Ene 2018

[Entrevista] Belarmino Feito: «Asturias no se entiende sin el campo»

«Nacer en un pueblo de Somiedo no fue un hándicap para montar una empresa, sino todo lo contrario»

Belarmino Feito/ Foto Jorge Peteiro

F. Romero / Oviedo
Belarmino Feito Álvarez, (Perlunes, Somiedo 1965), comienza su aventura empresarial en un local de 40 metros cuadrados el barrio de La Argañosa (Oviedo) en el año 1989, con 24 años, fundando Asturfeito. Hoy, con 250 empleados, es una compañía con amplia experiencia en el sector metal mecánico consolidada en el ámbito internacional. Reconoce que su espíritu emprendedor salió de la montaña somedana, en donde se forjó. Feito acaba de ser elegido presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). Recuperamos esta entrevista, publicada el pasado noviembre por LA VOZ DEL TRUBIA.
– ¿Qué recuerdos tiene de su pueblo somedano?
Soy de Perlunes y somedano por los cuatro costados. Viví en Perlunes hasta que empezaron mis obligaciones escolares, primero en Corés, después en Belmonte y posteriormente en Oviedo. Son numerosos y entrañables los recuerdos que guardo de esa época, que no se pierden y yo los guardo como un verdadero tesoro porque estoy muy orgulloso de haber nacido donde nací y haber vivido allí esos años.
– ¿Mantiene el vínculo?
– ¡Por supuesto! En cuanto tengo oportunidad me escapo a pasar el fin de semana o unos días allí. Somiedo es mi primera patria y mi segunda casa. Allí aún tengo familia, conozco a mucha gente y guardo grandes amigos desde la infancia. De hecho, he tenido el honor y la enorme satisfacción de haber sido pregonero de las fiestas de Nuestra Señora en Pola de Somiedo y también de recibir la distinción de Pastor Mayor de la Trashumancia que se otorga cada año.
-¿Qué es lo que más echa de menos de la vida en el pueblo?
– Quizá la tranquilidad y la serenidad que te inspira el paisaje y las gentes de Somiedo. El despertar silencioso del día, el olor a naturaleza, la comida casera, pero de la de verdad, hecha con productos de aquella tierra. En fin, el compadreo con las gentes, con los amigos de siempre. Creo que debería ser obligatorio tener una referencia rural en nuestra vida, un lugar donde volver cuando necesitas desconectar y encontrarte de nuevo a ti mismo. A mí, de hecho y por mi trabajo, se me hace difícil desconectar. Pero, solamente tengo que coger el coche para ir a Somiedo y a medida que me acerco en mi cabeza empieza a haber espacio para otras cosas.
– ¿Cómo se da el salto de un pueblo de montaña a una gran empresa como la suya?
– Para montar una empresa el haber nacido en un pueblo de Somiedo, en los años 60, no es ningún hándicap, sino todo lo contrario. La vida allí no era fácil por las condiciones de economía de subsistencia y las comunicaciones con el resto de territorio. Por tanto, crear una empresa no suponía un reto inasumible. Solo es cuestión de tener la iniciativa, imaginación y mucho trabajo. Cosas a lo que estábamos acostumbrados en unas condiciones mucho más difíciles.
– Sus hermanos también son, como usted, empresarios de éxito, ¿quién les inculcó ese carácter emprendedor?
– Pues quizá por todo lo anterior, porque allí todo el mundo era autónomo, no había asalariados y a lo mejor también porque en mi casa, tanto mis hermanos como yo lo vivimos desde pequeños, porque teníamos, como yo digo, El Corte Inglés de mi pueblo, que era la clásica tienda bar que había en los pueblos por aquel entonces. Y en mi caso particular, tuve un gran maestro que fue mi hermano mayor Higinio (y su socio Alberto), que montó su empresa cuando yo tenía 13 años y la viví a su lado hasta los 24, que creé la mía propia.
– Se cuenta que en su familia se vivió hace años un trágico argayo que acabó con la vida de muchos vecinos…
– No es una leyenda, es un hecho real. Ocurrió en 1935, una noche de principios del mes de marzo, con el inicio del deshielo, un alud de nieve sepultó la casa en la que dormían mi abuela paterna y seis de sus siete hijos. Murieron en el accidente mi abuela y cinco hijos. Mi abuelo y mi padre no se encontraban en la casa aquella noche. Como es obvio, por la fecha, yo aún no había nacido, mi padre era pequeño. Pero es una tragedia tremenda que siempre estará presente en mi familia, que podía haber sido una familia mucho más grande y la vida y la naturaleza decidieron que no fuera así.
– ¿Qué consejo da a los jóvenes de Somiedo para que puedan vivir y trabajar en su concejo?
-Pues que no piensen que por vivir en un pueblo no hay oportunidades. Las oportunidades están ahí fuera esperando a que sean encontradas y explotadas. Y el concejo de Somiedo ofrece muchas oportunidades aún. La ganadería sigue siendo un recurso económico autóctono muy importante y en los últimos años, el turismo se ha convertido en un medio de vida para muchos somedanos. De la mano del turismo se pueden encontrar aún muchas oportunidades, como por ejemplo el agroturismo y la explotación de productos de la tierra que son de primera calidad.
– ¿Tiene futuro el campo asturiano?
– Está vinculado intrínsecamente a nuestra región, a nuestra cultura. Asturias no se puede entender si nuestro potencial agroganadero, que es mucho y muy bueno. Ocupa un lugar muy relevante en la estructura económica de nuestra región y como tal así debe ser tenido en cuenta. En las últimas décadas ha experimentado una profunda transformación y su futuro pasa por seguir modernizándose y asumiendo los retos tecnológicos que, por supuesto, no son ajenos al campo. Esto supone una nueva oportunidad para muchos jóvenes y no tan jóvenes, porque si hay algo que hace falta es mano de obra cualificada y la tecnología puede ser un gran aliado para hacer atractivo este sector.
– ¿Cómo ve Somiedo hoy?
-Somiedo ha cambiado mucho y para bien, gracias en cierto modo a la declaración de Parque Natural y Reserva de la Biosfera. Ha tenido una evolución acorde con los tiempos, pero manteniendo algo muy importante que es su propia esencia, sin perder su origen y eso le ha convertido en un atractivo para muchos visitantes asturianos.

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