Los arqueólogos de Pena Aguda buscan la relación entre los poblamientos locales anteriores a la conquista y la minería de la zona
F. Romero / Belmonte de Miranda
Cada vez hay más indicios de que la minería de oro en Belmonte de Miranda y Salas no fue cosa de romanos. Las excavaciones de Pena Aguda, en el entorno de los yacimientos de Boinás constatan que el castro estaba poblado entre el 900 antes de Cristo y el 500, antes de la conquista. Además se han encontrado moldes y herramientas de metalurgia. Ahora los laboratorios del CSIC y de la Universidad de León analizan si los restos de sedimentos, restos óseos de animales y materiales encontrados provienen de las minas del entorno. El arqueólogo Rubén Montes explicó hoy los trabajos de campo realizados en Pena Aguda dentro del proyecto Beriso, que han sido financiados y promovidos desde Orovalle Minerals y la Fundación Valdés Salas. «Está claro que en ese castro había un asentamiento, en el que se dio una actividad metalúrgica y que han aparecido moldes de fundición con elementos de la minería del entorno. Ahora tenemos que saber si la actividad minera fue local», explica. Uno de los hallazgos más llamativos ha sido un punzón de cobre. «Sabemos que trabajaban el cobre, ahora hay que saber si también el oro».
El arqueólogo del Museo Arqueológico Ángel Villa habla de que es un proceso lento pero que el patrimonio arqueológico de Salas y Belmonte «es muy rico y está especializado en la minería». El objetivo de este proyecto es ver las relaciones entre la rica minería de las sierras del Pigueña y el Narcea y las poblaciones primitivas de la zona. «Eran explotaciones muy ricas y de grandes dimensiones, con canalizaciones para llevar el agua y grandes depósitos. También descubrimos que no solo era minería de exterior sino que hacían galerías antes de la llegada de los romanos» explica. Este experto relata que aunque siempre se estudió la minería «no sabíamos nada de la vida de esos mineros, si eran los que vivían en los castros de los alrededores».
El primer trabajo para buscar respuesta a esas preguntas es el de Pena Aguda, sobre la mina de oro de Boinás que explota la multinacional canadiense. El trabajo se desarrolló en tres semanas «y fue como una intervención quirúrgica», señala Villa.
El catedrático de arqueología de la Universidad de Oviedo Miguel Ángel de Blas explicó que existía un vacío entre la minería del pasado y la del presente «y queremos buscar nuevas secuencias. ¿Qué pasó con ese oro. Estamos seguros de que al hombre prehistórico el oro le llamó la atención porque le recordaba el sol y lo relacionaba con la deidad. Luego del valor simbólico pasa a tener un valor acumulativo que otorga estatutos y poder. Loa antiguos trabajaban el oro, era más manejable que otros metales porque no tenía óxido y aparecía en las tumbas. Desde hace 5000 años en Asturias siempre acompañaba a los muertos».
El museo del oro de Bemonte de Miranda fue hoy el escenario de la presentación por todo lo grande de los resultados de las excavaciones en el castro de Pena Aguda. Los alcaldes de Belmonte y Salas, Rosa Rodríguez y Sergio Hidalgo, respectivamente, acudieron al acto, además de representantes de la Fundación Valdés Salas, de la empresa Orovalle y de la Universidad de Oviedo.
En el acto se anunció que las excavaciones continuarán el próximo verano con el proyecto Beriso en el castro de Alava (Salas). Hay importantes indicios de que en este emplazamiento existió un importante asentamiento, ya que se recuperaron algunos materiales arqueológicos muy antiguos. Los trabajos se llevarán a cabo con el mismo equipo de arqueólogos con el apoyo del Ayuntamiento de Salas y de la Fundación Valdés Salas.
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