Publicado el: 01 Dic 2018

Carlos Berzosa: «Con los refugiados se siembra un discurso racista muy peligroso»

«Dar la espalda a las víctimas que huyen crea una sociedad deshumanizada a la que sólo le importa el consumo»

«El ‘caso Máster’ es un problema de la Universidad Rey Juan Carlos, no de todas las universidades públicas, pero la Conferencia de Rectores ha sido tibia; me produce indignación»

Carlos Berzosa

L. S. Naveros/Grado

El catedrático de Economía Aplicada Carlos Berzosa (Madrid, 1945), presidente de la Comisión de Ayuda al Refugiado, ex rector de la Universidad Complutense de Madrid y ex decano de la Facultad de Económicas, estuvo ayer en Grado para hablar de «El refugio de la memoria», dentro del ciclo «Me queda la palabra», organizado por el Ayuntamiento moscón en colaboración con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y la Asociación Cultural Valentín Andrés. Berzosa habla sin pelos en la lengua sobre los riesgos de alimentar discursos racistas, la vigencia del franquismo o la deshumanización de la sociedad que da la espalda a las víctimas.

-Viene a Asturias a dar la conferencia ‘El refugio de la memoria’. España vive inmersa en una eterna polémica por la memoria histórica. ¿El debate avanza o retrocede? ¿Hay solución?

-La memoria histórica es imprescindible como sociedad, hay un gran desconocimiento, sobre todo en las generaciones jóvenes, y es necesario conocer el pasado para entender el presente, y también para afrontar el futuro. Gran parte de la población sigue aceptando el relato franquista de la Guerra Civil. ¿Por qué razón? Quizá miedo a que se sepa lo que pasó. Pienso que se temen lo peor y quieren que no salga a la luz.

-¿La Transición es responsable en parte de esa aceptación de la dictadura franquista?

-Como dijo Vázquez Montalbán, la Transición fue una correlación de debilidades, una negociación a la que los partidos de izquierda llegaron con poco margen. Todas las fuerzas del país estaban en manos franquistas y se negociaba con personas, como Adolfo Suárez, que procedían de ese mismo sistema. En ese momento se hizo lo que se pudo, pero han pasado más de 40 años, tenemos una democracia consolidada y es necesario reconocer la realidad, sin rencor, sin venganza, tenemos que restituir sus derechos a las víctimas. El relato franquista está muy presente, es difícil de superar, pero los hechos están ahí.

-¿Qué se debe hacer con el Valle de los Caídos?

-A Franco sacarlo de ahí a un cementerio prudente, desde luego no a La Almudena, y cerrar el Valle de los Caídos como monumento público. No cabe convertirlo en un espacio de memoria para todos, unos y otros, porque ha sido un monumento de los vencedores de la Guerra Civil, que dieron un golpe de Estado, y fue construido con el trabajo de penados. Cerrarlo y que las familias que tengan a sus seres queridos puedan ir allí.

-El título de su charla hace referencia también al «refugio». Parece que los medios de comunicación se han olvidado de los refugiados.

-Hay oleadas de atención que vienen y van. Con el barco Aquarius se volvió a prestar atención a la situación de estas personas, pero se está lanzando unos discursos muy peligrosos, sembrando las semillas del racismo y de la xenofobia, en una situación social de paro y de precariedad laboral. Es muy irresponsable, muy peligroso. Amenazamos a unas víctimas. Dar la espalda a las víctimas que huyen crea una sociedad deshumanizada a la que sólo le importa el consumo.

-El Gobierno de Pedro Sánchez parece haber dado un giro copernicano, de abrir el puerto al Aquarius a obligar a un pesquero a devolver a personas rescatadas a Libia, donde no están garantizados los mínimos derechos humanos.

-Además, son sólo doce personas, entre ellos dos niños. Es incomprensible el giro que ha dado el gobierno. Lo que se me viene a la cabeza es que están recibiendo presiones desde Europa, no se me ocurre otra razón. Si no se atiende esta demanda se da también un mensaje a los pescadores, para que abandonen a la gente a la muerte en el mar. Si les obligas a ir contra su propia supervivencia, abandonando la pesca a la que se dedican para buscar puerto a las personas a las que rescatan, estás dando un mensaje muy claro.

-¿Temor al ‘efecto llamada’?

-No existe el ‘efecto llamada’, lo que existe es un ‘efecto expulsión’ de la gente, que huye de territorios en los que ya no puede vivir. Por guerra, por falta de oportunidades. Llegan a España porque se les han cerrado otras rutas, y además muchos están de paso, tienen otros destinos, como Alemania. Se hace un recuento de los que entran, no de los que salen. Están entrando más refugiados por vía aérea, por ejemplo procedentes de Venezuela. No suponen realmente una amenaza para nuestra sociedad, pero el discurso cala.

-Crece el miedo y parece que resurgen discursos de ultraderecha.

-En España no hay, no debemos magnificar a Vox, yo no lo magnifico. Lo preocupante es que el PP y Ciudadanos se acerquen al discurso de Vox, de Le Pen y de Salvini. Estamos viendo los resultados reales de la globalización, que se vendió como la panacea, pero que tiene unos efectos brutales de desigualdad. En su momento quedaron ocultos por la burbuja, pero cuando estalla la crisis quedan al descubierto. Un 1 por ciento más rico, un Estado incapaz de garantizar servicios, aumentan los recortes, la corrupción se vuelve intolerable. Ante esta situación, echar la culpa a los que menos tienen, que también son víctimas, es rentable. La socialdemocracia es también responsable, porque no ha sabido dar respuesta a las necesidades de la sociedad, se ha aferrado también al discurso del mercado. Son las debilidades de la sociedad las que están siendo caldo de cultivo para los grupos de ultraderecha.

-Un humorista imputado por sonarse con la bandera de España. ¿Qué le parece?

-Hay un evidente retroceso de la libertad de expresión. Los tribunales deberían entrar en estos asuntos con prudencia.

-Como ex rector de la Universidad Complutense, ¿cómo ha vivido el ‘caso Máster’?

-Con mucha indignación. He sido 14 años decano de la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense y 8 años rector, y nunca he encontrado algo similar a lo que hemos visto con este caso. Tiene que haber pruebas y debe juzgarse, pero creo que los rectores han sido tibios, lo que ha dado una imagen de corporativismo y ha tenido un efecto negativo sobre la universidad pública. En la universidad pública se trabaja bien, se investiga y se publica con rigor. Este caso es un problema de la Universidad Rey Juan Carlos, no de la universidad pública, que en Madrid tiene instituciones de prestigio internacional, como la Autónoma, la Complutense, o la Carlos III. La Rey Juan Carlos tiene vicios de origen, de clientelismo y dependencia de la Comunidad de Madrid, y ahí puede estar el origen del problema.

Carlos Berzosa, en Grado, junto a Arantza Margolles, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que introdujo la charla.

 

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