LA VOZ DEL TRUBIA inicia una serie sobre los vecinos de la comarca que fueron víctimas de Hitler en base a las investigaciones realizadas por nuestro equipo de redacción
Diez vecinos de la comarca de entre 22 y 48 años fueron asesinados por los nazis: de extenuación, hambre, frío y tres de ellos, en las cámaras de gas
L. S. Naveros / Esther Martínez
Grado
Dicen que las desgracias nunca vienen solas. En 1941, cuando la locura nazi asolaba Europa, llegó un invierno frío: en Austria las temperaturas alcanzaron los 29 grados bajo cero. A diez de nuestros vecinos (tres de Grado, tres de Salas, dos de Pravia, uno de Trubia, uno de Candamo. El más joven, de 22 años; el mayor, de 48) les cogió en el campo de concentración Gusen I, uno de los subcampos de Mauthausen. Ocho de ellos no llegaron a la primavera. Los otros dos murieron al invierno siguiente, en 1942.
Sus historias se esconden detrás de un listado publicado en el BOE el pasado mes, en el que el Estado español les reconoce la nacionalidad y les declara oficialmente muertos. La lista (y esta es una historia de listas: los alemanes eran muy minuciosos a la hora de registrar con lenguaje burocrático el infierno) llega a los 4.427 españoles. No están todos: en total fueron 9.328 los deportados y 5.185 los asesinados españoles en los campos de concentración nazis. Para reconstruir la historia de nuestros vecinos, LA VOZ DEL TRUBIA ha buceado en los archivos, obteniendo los expedientes alemanes de los diez. Son documentos enormemente fríos. Firmados por un Oberscharführer de las SS (brigada o sargento mayor), los expedientes registran sus asesinatos como si se tratara de muertes naturales: el formulario llega al extremo de preguntar si tenían propiedades, quiénes eran sus herederos y a quiénes se les pueden cobrar los gastos de enfermedad y entierro. En ninguno de los archivos de nuestros diez vecinos se responde a estas preguntas. Sí quedan registradas sus profesiones, su edad, el pueblo de su nacimiento (estremece ver nombres como Quinzanas, San Juan de Villapañada, Castañedo, o Trubia en documentos firmados por las SS) y el nombre de los familiares directos que dieron como referencia al ser detenidos. Eran campesinos, panaderos, un carpintero, un encuadernador. Todos salvo uno (José Martínez Álvarez, de Trubia) se declararon católicos.
Trabajaron en las canteras de granito, llevando las piedras de unos 40 kilos por los 186 escalones de la famosa escalera de Mauthausen, hasta la extenuación y la muerte, salvo tres, que acabaron en las cámaras de gas en el siniestro castillo de Hartheim
¿Cómo acabaron allí? ¿Cómo murieron?
Sus historias son distintas pero parecidas. Exiliados a Francia tras la Guerra Civil, la mayor parte (salvo Manuel Martínez Menéndez, de Salas) fueron movilizados por el Ejército francés para luchar contra los nazis, y cayeron prisioneros en 1940. Seis fueron ingresados en el campo de prisioneros de guerra de Fallingbostell, en las cercanías de Bremen, al norte de Alemania y otros en otras prisiones, donde eran vigilados por soldados y estaban protegidos por la Convención de Ginebra: es decir, eran presos de guerra, pero seguían siendo humanos. El caso de Manuel Martínez Menéndez, de Salas, es singular, ya que no fue capturado en una acción de guerra: estaba en el campo de refugiados de Angulema, y el Gobierno de Francia decidió entregarlo a los nazis, junto a otros hombres, mujeres y niños.
A todos, el Gobierno de Franco los declaró apátridas. Fue entonces cuando fueron deportados a Mauthausen, un campo de ‘grado III’, sin retorno. Los que ingresaban estaban destinados al trabajo esclavo, y finalmente al exterminio.
En los meses que pasaron allí nuestros vecinos (siempre menos de un año, salvo el moscón José Manuel Sánchez López, que murió con 28 años y resistió casi tres, quizá porque dejaba una hija, Rosario, y se negaba a morir) recibieron una ración diaria de menos de mil calorías, cuando para vivir un hombre necesita, de media 2.400. Trabajaron en las canteras de granito, llevando las piedras de unos 40 kilos por los 186 escalones de la famosa escalera de Mauthausen, hasta la extenuación y la muerte, salvo tres, que acabaron en las cámaras de gas en el siniestro castillo de Hartheim, tras ser seleccionados por ‘médicos’ por no poder ya trabajar: los moscones Trinitario de la Fuente Areces (27 años) y Antonio García Arango (22) y el praviano Joaquín Álvarez Sampedro (47).
LOS DIEZ DE MAUTHAUSEN
ANTONIO García Arango
(GRADO, 1-6-1919). Panadero. Deportado desde el campo de prisioneros de Fallingbostel. Ingresó en Gusen en febrero de 1941. Fue enviado al castillo de Hartheim el 5 de diciembre, y murió en cámara de gas con 22 años el 19 de diciembre de 1941.
TRINITARIO de la Fuente Areces
(SAN JUAN DE VILLAPAÑADA, GRADO. 24- 8-1914). Campesino. Deportado desde el campo de prisioneros de guerra de Fallingbostel, ingresó en Gusen en enero de 1941. Enviado al castillo de Hartheim el 18 de agosto de 1941. Murió en la cámara de gas el 25 de septiembre de 1941, con 27 años.
JOSE MANUEL Sánchez López
(CASTAÑEDO, GRADO 14-4-1914) Carpintero. Casado con Luzdivina Mercedes López Alonso, y con una hija, Rosario. Deportado desde el campo de prisioneros de Estrasburgo en diciembre de 1940, y murió en Gusen a los 28 años, el 18 de noviembre de 1942.
MANUEL Martínez Menéndez
(SALAS, 6- 8-1889). Obrero. Deportado desde el campo de refugiados de Angulema en agosto de 1940 y fallecido el 19 de enero de 1941, a los 48 años, en Mauthausen.
SEGUNDO Rodríguez Alonso
(SALAS, 13-4-1915). Panadero. Deportado desde el campo de prisioneros de guerra de Fallingbostel en enero de 1941 y fallecido el 15 de noviembre de 1941, a los 26 años, en Gusen.
NICASIO Fernández García
(SALAS, 2-10-1900).
Panadero. Deportado en diciembre del 40 desde el campo de prisioneros V-D de Estrasburgo, y fallecido el 12 de noviembre de 1941 en Gusen, con 41 años.
JOSÉ Martínez Álvarez
(TRUBIA, 7-8-1017).
Encuadernador. Deportado desde Fallingbostel en enero de 1941, y fallecido en Gusen el 8 de mayo de 1942.
MANUEL Suárez López
(MURIAS DE CANDAMO, 22-3-1908)
Albañil. Deportado del campo de prisioneros XI-A Altengrabow y fallecido en Gusen el 25 de noviembre de 1941, a los 33 años.
ENRIQUE Cuervo Fernández
(QUINZANAS, PRAVIA, 14-8-1918).
Campesino. Deportado desde el campo de prisioneros XII-D (Trier) en enero de 1941. Murió con 23 años en Gusen, el 23 de diciembre de 1941.
JOAQUÍN Álvarez Sampedro
(PRAVIA. 22-4-1894).
Granjero. Deportado desde el campo de Fallingbostel en septiembre de 1940 e internado en Gusen, murió en la cámara de gas en el castillo de Hartheim con 47 años.
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