Publicado el: 14 Oct 2019

Aciera, «un lugar al que volver»

Los hijos del fallecido Canor Fandos, alcalde pedáneo que da nombre a la asociación de vecinos del pueblo quirosano, pronunciaron un emotivo pregón en el arranque de las fiestas de la Madre de Dios

Montse y Nacho Fandos, durante el pregón de las fiestas/ B. Álvarez

Beatriz Álvarez/Quirós

Lució un sol espléndido para acompañar a los vecinos de Aciera en la celebración de La Madre de Dios. Procesión, misa solemne, subasta del ramu, sesión vermú multitudinaria, verbena y coloridos fuegos artificiales sobre Valdemurio en una noche especialmente clara.

Por la mañana leyó el pregón la familia Fandos, dos de los hijos, Montse y Nacho, un pregón en el que hubo emoción, buenos deseos y futuro, el de una comunidad que crece y que acoge siempre a quién se acerca hasta allí.
Aciera es el primer pueblo que instauró el pregón. Fue Aurelio González Ovies el primer pregonero y decidieron que cada año lo haría una familia empezando la de Canor Fandos en deferencia al trabajo del fallecido y querido alcalde.

Pregón íntegro:

«Buenos días a todos. Qué orgullo estar hoy aquí para dar comienzo a nuestras fiestas. Queremos empezar dando las gracias. Primero a la asociación de vecinos Canor Fandos por estas iniciativas tan hermosas que le dan un valor humano y entrañable a este día. Sabemos que la organización de las fiestas no es nunca tarea fácil por eso queremos agradecer la labor de todos los que desinteresadamente colaboráis para que disfrutemos de nuestro pueblo, quienes os ilusionáis planteando nuevas ideas y os esforzáis para que Aciera continúe siendo un lugar al que siempre apetece volver. Gracias también por otorgarnos el honor de estar hoy aquí dirigiéndonos a vosotros. Como hemos dicho es un honor para nosotros y lo es por varios motivos, el primero porque representamos a nuestra familia y sobretodo porque representamos la memoria de nuestro padre que como bien sabéis se habría sentido inmensamente feliz de vernos aquí dirigiéndonos a vosotros. Es además un orgullo y una responsabilidad porque recogemos el testigo de manos de Aurelio, gran poeta y buen amigo de nuestro pueblo, cuyas palabras aún resuenan en nuestra memoria y en nuestro corazón, gracias Aurelio. Y es sobre todo un orgullo porque nos dirigimos a vosotros, nuestros vecinos y amigos, los de siempre. Por todos estos motivos queremos hacer un pregón lleno de afecto y cariño hacia este pueblo y sus gentes que nos han visto crecer. En una sociedad como la nuestra cada vez más globalizada en la que podemos conocer a gente del mundo entero, pero en la que muchas veces nos olvidamos de conocer a nuestros propios vecinos nos parece maravilloso tener un lugar al que volver, un refugio que te permite cargar pilas y desconectar para volver a encontrarte contigo mismo. Sobretodo cuando este lugar nos permite disfrutar de un paisaje como el que aquí tenemos, nos permite estar en contacto con la naturaleza y reencontrarnos con nuestras raíces. Se agolpan en mi mente los recuerdos de cuando siendo niños esperábamos con ilusión nuestra fiesta. Para mi La Madre de Dios representa tradición, me trae el recuerdo de la misa, con Don Miguel siempre al frente, la preparación del ramo en el que con tanto cariño se afanaban Carmina y Fermín. La Madre de Dios es Adela y sus versos, es música, gaitas,banderines, romería y procesión, son las mozas llevando la Virgen, y los nenos que corren tras un volador, es Avelino en la subasta del ramo y un pueblo entero unido por la celebración. La fiesta es también el sabor de una sidra, la fabada de mi madre, y el calor de la cocina de carbón, es el recuerdo de los míos, todos juntos cuando aún no conocíamos el dolor. Que bonito es ver Aciera engalanada de fiesta, durante estos días quienes vivís aquí durante todo el año disfrutais del pueblo lleno de vida, de los niños en la calle, de la gente que comparte. Y para los que no estamos tanto como nos gustaría supone el reencuentro con nuestro pasado, las caras amigas, los paisajes familiares y esa dulce sensación de sentirse en casa. Deseamos que esta fiesta, sea pues, un homenaje a todos los que queremos, los que están presentes, los que se fueron y los que vendrán pero no solo desde la nostalgia sino también desde la ilusión que representa esta nueva celebración, saludaos unos a otros, aparcad las diferencias y que viva la Madre de Dios!».

Procesión en Aciera/ B. Álvarez

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