Por Toño HUERTA
Presidente de la Asociación por el Patrimonio Histórico Industrial de Trubia
Como muchos otros territorios, Trubia cuenta con uno de esos espacios que tienen un halo de misterio, casi mágico. Multitud de generaciones participamos de excursiones escolares a un edificio vacío, a veces incluso siniestro. Pero a nada que rasquemos veremos que es un lugar lleno de historia y vida. Abandonado durante décadas a su suerte, hoy aún podemos ver en el Alto de Las Cruces el Sanatorio Obrero. Para hablar del Sanatorio, antes tenemos que hablar de un personaje poco conocido en Trubia y sin embargo parte esencial de su historia. Nacido en Cangas del Narcea en 1872, Mario Gómez y Gómez se licenciaría en Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid; finalizada su licenciatura en 1897, ingresaría en el Cuerpo de Sanidad Militar, siendo destinado en agosto de ese mismo año a la Fábrica de Armas de Trubia.
Nuevos destinos le llevarían por Valladolid, Vitoria o Gijón, hasta su regreso a Trubia; desconocemos el año exacto de su nueva llegada, pero podríamos datarla en torno a 1906. En esta segunda fase “trubieca”, impulsaría y sería socio fundador del Sanatorio Obrero de Las Cruces. Nuevos destinos le harían viajar por toda España, con diversos cargos en el Ministerio de Guerra. En 1931 solicitaría el retiro anticipado del Ejército, regresando a su Cangas natal, donde fallecería al año siguiente. Aunque realmente no estuvo mucho tiempo en Trubia, su paso por la localidad dejaría huella. Se implicaría en la vida del pueblo donde, desinteresadamente, fuera de sus obligaciones como médico militar, prestaría sus servicios tanto a la población civil como militar más necesitada. Por todo ello, la población siempre lo tendría en gran consideración y, a petición de los vecinos de Trubia, el 22 de julio de 1927 sería nombrado Hijo Adoptivo de Oviedo. Por lo tanto, la historia del Sanatorio Obrero de Las Cruces está íntimamente ligada a Mario Gómez y Gómez. Como indicábamos, él impulsaría la creación de este sanatorio que, en origen, estuvo gestionado por los propios obreros de la Fábrica de Armas, quienes en 1907 crearían la Sociedad Sanatorio Obrero; en los estatutos de la misma, localizados recientemente en el archivo de la Biblioteca de Asturias, se dice que el edificio del sanatorio es propiedad de los socios. Sin embargo, con el tiempo, y a partir de la dictadura, esos bienes pasarían a ser propiedad de la Fábrica de Armas de Trubia, quien gestionaría el sanatorio hasta su cierre en la década de 1960; habitado hasta finales de la centuria pasada, hoy se encuentra en total abandono.
Socorros mutuos
Además de la Sociedad Sanatorio Obrero, en 1911 también se crearía en Trubia la Sociedad de Socorros Mutuos “La Prevenida”. En otra ocasión hablaremos del gran movimiento asociativo que siempre existió en Trubia, parte esencial de nuestra cultura, sociedad y patrimonio. Pero por apuntar algo evidente, ¿no resulta paradójico que un edificio como el Sanatorio Obrero de Trubia, propiedad de una sociedad obrera, fuese apropiado por el Estado para, con el tiempo, dejarlo arruinarse? Quizás se deba volver a ese espíritu inicial y dejar que sea la propia comunidad la que gestione sus bienes.
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