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REPORTAJE: Poder e intrigas de una familia señorial

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Uno de los libros del archivo de Valdecárzana
Uno de los libros del archivo de Valdecárzana

El archivo privado de la Casa de Valdecárzana es uno de los más antiguos que se custodian en Asturias

Fernando Romero

El archivo de la Casa de Valdecarzana-Miranda es uno de los más antiguos que se custodian en Asturias. Está prácticamente completo (falta una pequeña parte que debe estar en manos privadas) y se guarda en el RIDEA (Real Instituto de Estudios Asturianos) y en el Archivo Histórico de Asturias. Está formado por 63 cajas desde los siglos XIII al XIX de las cuales en el RIDEA hay 45 cajas y en el Archivo 18 y dos libros. La directora del Archivo Histórico Concepción Paredes Naves cree que debido a la estrecha colaboración entre ambas instituciones en un futuro no sería difícil negociar la reunificación de todo el archivo.

La Casa de Valdecarzana procede de una rama de la casa de Quirós, la más antigua de Asturias. El primer señor de Valdecarzana que se conoce fue Gonzalo Bernaldo de Quirós por merced concedida por Enrique II en 1372. El nombre se incorpora al linaje de los Miranda y sus sucesores a partir de Diego Fernández Miranda. El décimo sucesor, en línea directa, es Sancho de Miranda Ponce de León, que será el primer marqués de Valdecarzana, en 1639.

Los mayorazgos del linaje residían en Asturias hasta el tercer marqués, Sancho de Miranda Trelles, que al casarse en Madrid con la condesa de Escalante decide traslada su casa en 1717 a la capital del reino. En la Corte solo pervivieron dos generaciones más y en 1780, esta línea troncal se extingue sin descendientes.

Cinco concejos

La Casa de Valdecarzana Miranda era una de las más importantes de Asturias. Su patrimonio se extendía por cinco concejos más las jurisdicciones de Muros, Ranón y La Arena y tenían también intereses en León. Además de sus enormes rentas en pan y metálico poseían derechos de pastos, quiñones de vino, derechos en patronazgos en iglesias y abadías, escribanías y oficios de Regimiento en los municipios de Oviedo, Avilés, Pravia, Miranda, Somiedo, Grado y Teverga. Controlaban prácticamente todo lo que se movía en estos extensos territorios y  los miembros de esta familia ocupaban puestos en la Junta y Diputación General del Principado hasta 1717, en que traspasan su representación a los Ramírez de Jove. Toda la actividad que generaba esta poderosa familia quedó registrada en numerosos papeles que hoy se conservan.

Los Miranda alcanzan sus mayores cotas de poder durante los siglos XVI y  XVII.  A mediados del siglo XVIII, según estudios de la Universidad de Oviedo y del catastro de Ensenada, eran considerados los mayores poseedores de vasallos y cotos jurisdiccionales de Asturias reuniendo entonces muchos títulos nobiliarios como marquesados y condados. Durante los siglos posteriores fueron enajenando poco a poco sus posesiones en Asturias.

La mayoría de los archivos de la casa de Miranda se encuentra en el RIDEA. Es un valioso conjunto documental formado por 45 cajas de archivo con documentación de los siglos XIV al XVI. Por su parte, el Archivo Histórico consigue adquirir a una librería anticuaria de Madrid dos piezas en 2003 y, posteriormente, en el año 2007 se adquirieron otras 16 cajas a la misma familia que las había vendido al RIDEA.

Según explica la directora del Archivo de Asturias Concepción Paredes Naves este es un archivo muy importante para la historia de Asturias porque abarca un área geográfica muy amplia y perteneciente a una de las familias más significadas en los linajes asturianos. Este archivo es de carácter patrimonial y era utilizado para hacer valer sus derechos y privilegios. La mayoría de la documentación es de tipo familiar “y no es difícil que la parte que aún no tenemos esté en manos de particulares, dada la enorme jurisdicción que tenían y las vicisitudes que sufrieron”. Paredes cree que algún día estos archivos que faltan de la familia “verán la luz porque cuando fallece su propietario y pasa a sus hijos éstos a veces no aprecian su valor y lo venden o lo donan”.

Estos apreciados documentos recogen todo tipo de temas, como genealogías familiares, títulos y mayorazgos, jurisdicciones señoriales, actas de reconocimiento de vasallaje, peticiones al Rey, compraventa de derechos, instrucciones de gobierno, pleitos y obras pías. Además el Archivo custodia también algunas ramas paralelas de los Miranda como la Casa Miranda de El Franco, la Casa Miranda Flórez, la Casa de Agüerina y la familia Valcárcel Hedrada.

Privilegios de los Reyes Católicos

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Legajos del archivo de la familia

De toda la documentación, la directora del Archivo valora especialmente algunos documentos concretos como varios privilegios reales otorgados por los Reyes Católicos y por Felipe II a esta familia aunque matiza “que su riqueza no es tanto por sus piezas singulares sino por el conjunto que es bastante completo”.

Este archivo tiene la mayor parte de sus documentos depositados en el RIDEA para cuya organización se contó con la catedrática María Josefa Sánz Fuentes, de la Universidad de Oviedo, principal experta en esta familia junto con Isabel Barthe, que organizó este archivo.

Entre las numerosas hijuelas de este archivo se describen exhaustivamente los bienes que tenían en el Principado y otros sitos como Barcelona y Extremadura. Uno de ellos es la escritura de venta de los últimos bienes en Asturias de la casa de Miranda cuando se desliga del Principado.

También se describen en algunos documentos cómo pasó, por ejemplo, a manos de la casa el coto de Luierce y Quinzanas y aparecen numerosos libros de arrendamientos, rentas y bienes, en una visión muy detallada de la administración de la casa en toda Asturias entre los siglos XIII y XIX.

En los fondos del Archivo Histórico de Asturias se encuentra por ejemplo uno de los pocos pleitos personales  que se refieren al intento de asesinato de Inés de Miranda por su esposo Sebastián Bernaldo de Quirós o varios documentos referentes a la familia Bonifaz Sánchez de Tovar, almirante de Castilla, aunque se desconoce la vinculación que tenía con la familia.

El archivo se encuentra en buen estado de conservación y sus legajos pueden ser consultados por el público. Junto a estos fondos están también los de las colegiatas de san Pedro de Teverga y de san Martín de Guruyés. Existe información desde 1298 hasta 1932.

Colegiata de Teverga

El archivo de la colegiata de san Pedro de Teverga estaba vinculado a esta familia. Esta canonjía rural fue fundada hacia el siglo XI  dependía de la iglesia de san salvador de Oviedo hasta que a finales del siglo XV los Reyes Católicos nombran patronos in solidum a la Casa de Valdecarzana, lo que supuso la existencia posterior de numerosos pleitos entre la Iglesia de Oviedo y la de Teverga por derechos jurisdiccionales.

El fondo de la Colegiata de Teverga se conserva en el RIDEA y dispone de documentación que abarca desde 1397 hasta 1828. Se destacan los libros de actas capitulares, las ordenanzas, las fundaciones de misas aniversarias, nombramientos eclesiásticos y los pleitos con otras iglesias o instituciones.

Lo mismo ocurre con la colegiata de san Martín de Guruyés, también vinculada a esta casa. Como la de Teverga, sus orígenes son del siglo XI y aunque originalmente era un monasterio de monjas, en el siglo XIII pasa a ser masculino. En 1515 la colegiara ya estaba vinculada a la Casa de Miranda. El fondo de ésta ocupa solo cuatro cajas y la mayor parte de la documentación corresponde a los siglos  XIV y XV y está formada fundamentalmente por pleitos y litigios para defender los derechos del patronato y de sus propiedades.

La leyenda de las momias de Teverga

F.R.

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Una de las momias de Teverga

En la colegiata de Teverga se conservan dos cuerpos momificados de dos personajes de esta familia, ya que los miembros de esta Casa se enterraban en  esta iglesia. Se trata de los cuerpos del abad de la colegiata desde 1690 al 1720, Pedro Analso de Miranda y de su padre el primer marqués de Valdecarzana, Sancho de Miranda Ponce de León. El primero llegó a ser obispo de Toledo y su cuerpo muestra en el cuello un amplio corte que nada tiene que ver con su muerte, a pesar de que al principio se pensó que podría haber sido asesinado. La leyenda cuenta que estos restos pertenecen a dos nobles muy poderosos y crueles que fueron maldecidos y cuyas almas fueron condenadas. Historias locales hablan de la maldad de estos nobles, llamados “señores de horca y cuchillo” que utilizaban el “derecho de pernada” y abusaban sexualmente de las mujeres del concejo de Teverga que iban a casarse. Este derecho ha sido muy cuestionado por numerosos historiadores, aunque ha permanecido en las leyendas populares. Lo singular de estas dos momias, que pueden visitarse en la Colegiata, es que permanecen casi incorruptas y su momificación parece debida a causas naturales.

El intento de asesinato de Inés de Miranda

F.R.

Uno de los legajos que se guardan en las cajas de los fondos de la Casa de Miranda es el “Apuntamiento de los autos seguidos contra Sebastián Bernaldo de Quirós y consortes por haber querido matar a doña Inés de Miranda, su mujer”. Este pleito, a cuya documentación accedió Asturias Diario, relata como el tal Sebastián intentó acabar con la vida de su mujer. Describe que ambos iban a caballo y en un momento dado le dio “un gran golpe a su mujer en la cabeza con un arcabuz, y ella gritó diciendo ¡señor que me matan!”. Al parecer, según testimonios de la época (está fechado en 1600), “le dio otros muchos golpes y cayó en el suelo como muerta, la cogió por las piernas y cabeza abajo la llevó al río”. Parece increíble pero entonces en este texto ya se hablaba de “malos tratos” a las mujeres.

Otro documento interesante es el certificado de la escritura de venta del concejo de Tameza otorgada por el rey Felipe II el 21 de octubre de 1586 a favor de los vecinos del mismo. En el documento se toma testimonio a varias “gentes viejas de Yernes” para que digan en dónde está la delimitación del mojón y se habla de que “lo oyeron decir a otros viejos y más ancianos, hombres honrados y buenos cristianos”. Se trataba de conseguir delimitar y deslindar el coto de Coalla, propiedad de los Miranda, del concejo de Tameza.

Los temas que abarca este archivo son variados. Tenemos por ejemplo la toma de posesión del coto de Villaruiz por Diego Fernández Miranda en 1395, la licencia dada en 1614 para que una vecina de Teverga pueda repartir entre sus vecinos los importes de las alcabalas, una orden del rey Fernando IV de 1311 para que “todos los que permanezcan excomulgados más de 30 días paguen por cada día que sobrepase 60 sueldos y otros 60 sueldos cada vez que entren en las iglesias durante la excomunión”.

Son curiosos también los documentos relativos a actuaciones judiciales, como la seguida en el pleito de Cirpriano Antonio Gutiérrez, vecino de Mondoñedo y los herederos de Crisóstomo “por no pagar una gallina” o la permuta al cabildo de Teverga “de bienes consistentes en pan y 12 heminas a cambio de bienes en Bárzana y otros lugares”.

Los medios de los que disponía la nobleza para engrandecer sus territorios eran variados. Por ejemplo en 1730 Sancho Fernández de Miranda se queda con un castañedo en Las Leras (Santianes) por deudas de sus propietarios con el señor y más tarde, en 1876 un vecino vende a un Miranda un prado para poder pagar los gastos del funeral y de la herencia por fallecimiento de su madre.

En 1803 aparece un convenio entre Manuel Lope de Miranda y Álvaro Fernández, vecino de Grado, para resolver sobre la construcción en su casa que miraba al jardín de la casa palacio del marqués.

Aparece en la documentación, asimismo, la cuenta de los gastos derivados de la compra de caballos efectuada en León y en el Principado por el marqués de Valdecarzana por orden real para el ejército del Reino de Galicia, en 1645.

En 1600 encontramos un pleito entre el marqués y los vecinos de Grado sobre rentas de brañas y montes y en 1711 diligencias “para que se prenda y meta en la cárcel a los vecinos que se introdujeron en su prado de Villar en Villanueba”.

Un sinfín de legajos en donde hay desde simples compraventas, hasta certificados de limpieza de sangre de la familia. La mayoría de los documentos hacen referencia a Teverga, Cangas del Narcea, Coalla, Somiedo, Salas, Belmonte, Quiríos, Guipuzcoa, Grado, Proaza y Yermes y Tameza.

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