Fernando Romero, periodista
La estructura de tenencia de la tierra puede constituir un serio impedimento para la viabilidad o rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas. El caso de Asturias es especialmente significativo al unirse un sistema de explotación minifundista a un enorme grado de parcelación de la base territorial de las explotaciones. La concentración parcelaria se legisló en 1989. Veintiséis años después estamos empezando a conocer peticiones por parte de propietarios privados de la comarca del Camín Real de la Mesa para iniciar este proceso. Pueblos de Teverga y Santo Adriano están siendo pioneros en esta propuesta que nos acerca más a la modernidad. Este viernes tendrá lugar en Castañeo (Santo Adriano) una charla sobre los beneficios de la concentración parcelaria.
Y es que el futuro del campo de Asturias y de nuestra comarca pasa por este proceso, aunque es un camino difícil porque requiere amplitud de miras y generosidad de los propietarios. Se trata de una manera de organizar la propiedad de la tierra que redunda en la mejora de la calidad de vida de los campesinos y en la viabilidad de sus explotaciones, y por eso es mucho el mérito de estas pequeñas iniciativas, que sin duda servirán de ejemplo para otros propietarios de este territorio.
La estructura de tenencia de la tierra en Asturias ha constituido un serio impedimento para la viabilidad o rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas. El envejecimiento del mundo rural y el abandono de las explotaciones por falta de relevo generacional es un problema grave para el sector primario tan importante en nuestros concejos. Por eso, cualquier iniciativa tendente a modernizar nuestros métodos de trabajo tradicional, haciéndolo más rentable y por tanto, más atractivo para los jóvenes, abre nuevas esperanzas para fijar población en los pueblos y recuperar nuestra economía.
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