Editorial
Los resultados de las últimas elecciones generales en España confirman lo que estaba anunciado desde hace tiempo: el fin del bipartidismo. Nada será igual en esta nueva legislatura. La prensa internacional habla de un país “ingobernable”, los emergentes aplauden lo que consideran una novedad política de primera magnitud que será buena para el pueblo: la pluralidad. Desgobierno, necesidad de consenso, pluralidad…
Lo cierto es que los españoles se han pronunciado y han sentenciado el régimen de “turno pacífico” en el gobierno. Lo cierto es que el mapa político resultado de este comicio tampoco es estrictamente lo que quieren los españoles porque la perversa Ley D’Hont favorece siempre a los grandes. Y por eso, uno de los principales empeños que van a priorizar tanto Podemos como Ciudadanos y otras formaciones como Unidad Popular en cuanto pisen el Congreso será cambiar la Ley Electoral. Si se transforma esta normativa veremos también cambios en nuestra comarca, en donde la actual situación favorece a los partidos tradicionales. En el Camín Real de la Mesa sigue ganando claramente el PSOE, aunque se ha notado una sangría de votos importante que debería hacer reflexionar a más de uno. La gran sorpresa sin duda es la irrupción en el escenario de Podemos. En la mayoría de los concejos la formación de Pablo Iglesias ha pasado de su práctica inexistencia a ser la tercera formación política que prefieren los vecinos de esta parte del territorio asturiano. También el PP ha mantenido su segundo puesto en la comarca, aunque con menos votos que en las anteriores generales. Se mantienen líderes con escasa diferencia del PSOE en Belmonte, Las Regueras e Illas. Está claro (y si no véase el caso de Grado) que lo que se vota en unas generales no tiene su traducción literal en unas municipales, pero es un aviso para navegantes.
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