El castillo de Alba se viene abajo

El abandono y las lluvias de los últimos días acaban con el arco de medio punto y convierten este histórico enclave en un montón de piedras

Beatriz Álvarez/ Fernando Romero

Quirós 

Al mismo tiempo que el Principado anunciaba la inclusión del castillo de Alba y otros bienes del concejo de Quirós en el Inventario de Patrimonio Cultural para su protección, se derrumbaba el último vestigio de interés que conservaba: su arco de medio punto. El viejo castillo (se cree que fue levantado en tiempos del Reino de Asturias) y blasón del escudo heráldico de Quirós, no ha resistido el abandono secular y las lluvias caídas en los últimos días. El derumbe debió de ocurrir hace dos o tres días. El arco ya no existe y las piedras que lo formaban se han desprendido colina abajo. Solo quedan un montón de piedras y el lienzo de un muro de mampostería.

El Castillo de Alba (Quiros) situado en la parte inferior del valle, entre los pueblos de Faedo y Arrojo ya estaba en ruinas si bien conservaba en pie varias paredes, un aljibe y un arco de medio punto donde se encontraba la puerta. Se encuentra situado en un promontorio sobre una peña caliza lo que lo hacía visible particularmente desde la carretera general.
Desde esta posición estratégica, este castillo que a lo largo de los siglos paso de manos de la nobleza a las de la iglesia para volver a manos civiles, se dominaba el paso de Bermiego por donde transcurre el Camino Real en dirección a Oviedo y el de Aciera que comunica el concejo de Quirós con el de Proaza, convirtiendo su posición en inexpugnable desde tres de sus lados teniendo su único acceso por el flanco oeste donde estaba situada la puerta.
Las ruinas del Castillo de Alba figuraban entre los 48 bienes culturales del concejo que iban a ser incorporados al Inventario de Patrimonio del Principado de Asturias y que se anunció hace tres días.

Desaparece así uno de los símbolos del concejo y también uno de los castillos más importantes de Asturias, que controlaba un importante paso. Su fundación se debió a los primeros reyes asturianos, a fin de defender el valle montañoso de los ataques musulmanes. Cayó, posteriormente, en manos del conde rebelde Gonzalo Peláez, en el reinado de Urraca I de León. Conoció los avatares de la guerra durante el enfrentamiento del conde con el rey Alfonso VII de León, entre 1132 y 1138. Más tarde, este castillo pasó a pertenecer a la Iglesia de Oviedo por donación de Fernando II de León. En 1372 el obispo de Oviedo encomendó el castillo a Gonzalo Bernaldo de Quirós, y poco después Enrique II de Trastámara lo devolvió al obispado. El concejo quedó ligado a partir de entonces a los Bernaldo de Quirós, que reclamaron la propiedad a Gutierre de Toledo ante Enrique II. Éste entregó finalmente el concejo a la familia en 1380.