Los expertos niegan que los osos cantábricos sean agresivos

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La Fundación oso Pardo desmiente que haya habido 38 ataques de osos en la Cordillera Cantábrica en los últimos años

Osa cantábrica adulta / Foto de la Fundación Oso Pardo
Osa cantábrica adulta / Foto de la Fundación Oso Pardo

Expertos de la Universidad de Oviedo y de la Fundación Oso Pardo, con sede asturiana en Pola de Somiedo, han salido al paso de las informaciones que, en los últimos días, se han difundido sobre un aumento de ataques por parte de los osos a personas en la Cordillera Cantábrica. En un manifiesto titulado Los osos cantábricos no son agresivos   José Vicente López Bao de la Universidad de Oviedo y Guillermo Palomero, Juan Carlos Blanco y Fernando Ballesteros, de la Fundación Oso Pardo, niegan que se hayan producido en los últimos años 38 ataques de osos a personas en nuestros montes.

Según explican, un reciente artículo publicado en la revista Scientific Reports y firmado por investigadores de España, Noruega, Suecia, Finlandia, Italia y Canadá ha puesto de manifiesto que al menos el 50% de los casos de ataques de grandes carnívoros a personas en países desarrollados son consecuencia de imprudencias humanas. El trabajo constata un aumento en el número de ataques a personas en las últimas décadas de forma paralela al incremento en las poblaciones de grandes carnívoros y a una mayor presencia de gente en actividades recreativas al aire libre, pero que aún así se trata de eventos muy raros e infrecuentes.

En los últimos días algunas notas de prensa y noticias relacionadas con la difusión de dicho trabajo científico han mencionado la cifra de 38 ataques de oso pardo en la Cordillera Cantábrica en los últimos años. «No obstante» -señalan los expertos «esta información no es correcta y puede llevar a interpretaciones erróneas, teniendo consecuencias importantes sobre el apoyo social a la recuperación de la especie».

Según los autores de este manifiesto «solo han recogido y analizado información de 10 ataques de oso desde 1950 en la Cordillera Cantábrica y uno en Pirineos, siendo el resto de los datos correspondientes a otro tipo de interacciones. De hecho, desde que se inició el programa intensivo de seguimiento y censo de osas con crías en 1989, tan solo se han documentado 5 ataques de osos a personas en la Cordillera, que se han producido en la zona oriental y han tenido un perfil similar: una carga rápida de un oso sorprendido por una presencia humana muy cercana, con ataque defensivo y sin ensañamiento. En un caso el oso defendía una carroña y otros dos casos se asociaban al consumo de alimentos de origen humano».

Los expertos señalan que son fenómenos muy infrecuentes y que los osos pardos cantábricos «no son agresivos». Y aunque constatan que hay más osos y personas en los montes que hace unos años, lo que incrementa las probabilidades de encuentros e interacciones, «se resuelven en la mayor parte de los casos sin consecuencias negativas. Los osos suelen huir ante la presencia humana y solo en raras ocasiones realizan cargas de advertencia al sentirse amenazados».

Por ello entienden que es necesaria una buena información y una regulación adecuada de las actividades recreativas al aire libre en áreas oseras, especialmente del avistamiento de osos. «Es esencial evitar imprudencias y disponer de un protocolo aprobado para prevenir la aparición de osos habituados o problemáticos e intervenir cuando sea necesario», puntualizan.

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