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[El valle escondido] Fresneo, la impronta de nuestros antepasados

Por Toño HUERTA

Cuando circulamos por la carretera del Puerto de Ventana, tras pasar el cruce de Fresneo y dejar a nuestra derecha la Cueva Huerta, nos sorprende la Foz de la Estrechura, cuyo nombre lo dice todo. Las paredes de la Sierra de Sobia se quieren unir a la de Peña Vigueras, formando un angosto paso flanqueado por las verticales paredes calizas. Sin embargo, donde nuestros ojos no alcanzan desde el fondo del valle, por encima de esas murallas, los antiguos pobladores de estos valles dejaron su impronta mediante representaciones rupestres en los conocidos como Abrigos de Fresneo.

Abrigo de Cochantoria / Foto Toño Huerta

Corría el año 1968 cuando un pastor de Fresneo, Máximo Fernández Miranda, descubrió una serie de pinturas en diversos abrigos situados por encima de La Estrechura –como dato curioso, a raíz de esta noticia el 5 de mayo de ese mismo año Celso Peyroux escribió su primer artículo en La Nueva España, titulado “Teverga: los vigías de Fresnedo”– . Es de imaginar la sorpresa del pastor al encontrar en un terreno de sobra conocido por él, estas extrañas representaciones que, con el tiempo, se convertirían un reclamo turístico de Teverga y en un hito para conocer la el tránsito del Neolítico a la Edad del Bronce en Asturias; precisamente estas pinturas se realizaron en varias etapas, coincidiendo cronológicamente con otros centros, como el de Peña Tú. Las primeras representaciones, muy esquemáticas, son sobre todo cabras y signos rojos, para posteriormente aparecer figuras humanas más realistas y símbolos relacionados con el sol y la luna. Todos estos abrigos, salvo quizás el del Ganado, fueron utilizados como lugares de culto.
Para visitar estos abrigos se puede seguir el trazado del sendero P.R AS-158 Abrigos Rupestres de Fresneo, que arranca desde una pequeña área recreativa situada al lado de la carretera de acceso a esa población. Bien señalizado, mediante pictogramas y flechas, no hay que dejar de tener precaución en su recorrido, pues la senda se puede confundir con alguna de las numerosas trochas del ganado. Ganando altura poco a poco, pronto se llega al desvío para visitar el primer abrigo, el de Cochantoria, con un acceso un tanto vertiginoso, colgado sobre la misma Estrechura; existe una cuerda, la cual dado su estado, no es recomendable utilizar, siendo mejor bajar pegados a la pared con cuidado. Este abrigo está protegido por una reja y en él se pueden observar diversos cápridos con grandes cuernos y diversas series de puntos y líneas, todo en rojo. De vuelta al sendero principal aparece un segundo abrigo en el que se distinguen varias figuras de animales, en peor estado que las anteriores.
Ya de nuevo en el sendero marcado, el resto de abrigos se encuentran relativamente próximos entre sí. Las vistas se van abriendo al paso de La Estrechura, con el pico Ferreirúa cerrando el horizonte. Precisamente, tras pasar una suerte de “balconada” se llega al abrigo del Pasu, también protegido por una verja y en el que veremos representaciones de cabras de ambos sexos, así como otros símbolos. Tras un pequeño giro y pasar un espolón rocoso se llega a nuevo abrigo, el de la Cueva del Ganado, que posee representaciones de cápridos, una de ellas en negro, y también representaciones humanas muy detalladas, donde una parece sostener unas espada y la otra aparece representada con un vestido y una especie de disco en la mano; por desgracia, la degradación de las mismas es importante. Cerca de este abrigo está la gran cueva que le da nombre, con una entrada de 35 metros de ancho y una altura de 20, con varias bocas de entrada, galerías y vivos colores de sus paredes; aún hoy es utilizada para guarecer los rebaños de cabras que pastan por la zona. Retomando el camino, y muy próximo, está el último abrigo, el de Trechacueva, que cuenta también con diversas figuras humanas esquemáticas.
Desde este punto se hace imposible continuar hacia el sur; las verticalidades y paredes de la zona lo desaconsejan, lo mismo que intentar ascender hacia Sobia o descender hasta el río. Por ello la opción es retomar nuestros pasos, si bien la ruta, una vez pasado el desvío del abrigo de Cochantoria, nos da la opción de ir hacia Fresneo en vez de descender al área recreativa donde se comenzó la ruta. El sendero continúa por la ladera y, una vez atravesada una portilla, se convierte en camino de piedra de buen trazado, que desciende por una zona boscosa repleta de avellanos. Este camino desemboca en una moderna pista que desciende la Braña Los Fuexos y va hasta Fresneo, donde podemos dar una vuelta por el caserío tradicional.

 

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