Por Loli GALLEGO
Entendemos por seres con alma aquellos que lo dan todo por la humanidad, aquellos que cumplen las obras de misericordia dentro de las cuales está la de dar de comer al hambriento pero siempre lo atribuimos a las personas.
Pero existen otros seres vivos a los que sí los podemos dotar de “alma” y en este caso está el castaño. Sus fruto, la castaña, fue fundamental antes de que la patata viniera de América; fue el alimento de tantos seres desheredados… esos seres humanos que pasaron su existencia sin dejar recuerdo alguno, todos aquellos que en época de escasez y hambrunas apenas podían sobrevivir y esta supervivencia la consiguieron con la castaña.
La cultura celta
Haciendo historia, los celtas pueblo centroeuropeo que dejó huella en nuestra patria astur, consideraban al castaño uno de los veintiún árboles mágicos de su religión, el druidismo. El castaño era el árbol que representaba la honestidad. Los celtas consideraban la naturaleza como un ser sagrado y mágico en donde los árboles representaban la unión del mundo terrenal con el espacio sagrado y por tanto, como una unión con sus divinidades y dioses. Este pueblo, a diferencia del pueblo latino, no tenía templos. Por eso, en un claro del bosque, hacían sus celebraciones siempre en contacto con la naturaleza.
De entre los veintiún árboles sagrados, el castaño representa, además de la honestidad, el aprendizaje y el conocimiento oculto. Según el horóscopo celta los nacidos entre el 15 y 24 de mayo y del 12 al 21 de noviembre tienen espíritu de lucha y un gran sentido de la justicia e igualdad pues siempre pelean por lo que creen. Son personas muy agradables, poseen energía y juventud constante, son diplomáticos lo que les ayuda en todo ámbito serio de la vida, encajan en la sociedad y tienen capacidad de comunicación.
La alimentación de los celtas era a base de bellotas y castañas, de ahí puede venir la fiesta de la castaña ya que era el alimento básico de todo un pueblo.
La fiesta del magosto era celebrada por los celtas el uno de noviembre. Según esta cultura apaciguaba los poderes de otro mundo y propiciaba la abundancia de las cosechas. Se consideraba el comienzo de una nueva gestación y de una intensa comunicación entre los habitantes de éste y del otro mundo.
Se reunía una gran multitud, pues era una fiesta obligatoria. Para los celtas era una concentración de lo sagrado en un tiempo y en un lugar determinado.
Más tarde la religión católica hizo suyo este evento, pues el papa Gregorio IV en el (siglo IX) instituyó la fiesta de Todos los Santos, sacralizando esta fiesta pagana.
Un árbol para la supervivencia
Tras este esbozo sobre la cultura celta y su árbol sagrado quiero explicar porqué hablo de árbol con alma. Fue la gran “despensa” de las sucesivas y abundantes hambrunas que desde el siglo XIV e incluso en el siglo XX sufrió la clase más desfavorecida de nuestro país.
Las castañas, durante siglos, constituyeron la base de la alimentación de Europa. Se consumían asadas, secas o en forma de harina, hasta que la patata y el maíz se convirtieron en dos de los alimentos más frecuentes a partir del siglo XVI. Pero el fruto del castaño siguió teniendo protagonismo, sobre todo en aquellos terrenos que por ser abruptos no podían cultivar la patata y el maíz.
Cábeme decir que Asturias es una región donde los grandes bosques de castaños, los castañeos que dan incluso nombre a muchos pueblos de nuestro territorio, fueron masas forestales que desde los romanos se extendieron imparablemente por esta nuestra Asturias y también por nuestro concejo.
Para evitar las hambrunas muchos ayuntamientos como el de Proaza dedicaron en el siglo XVIII terrenos a la plantación de castaños, caso del conocido castañeo de la abadía, situado en la propia capital del concejo, de propiedad municipal, mientras el vuelo del árbol es privado. Esta donación en precario del suelo fue extendida a todo el concejo.
El castaño ya existía en España antes de la llegada de los romanos pero fueron éstos, muy aficionados a este fruto, los que hicieron una masiva plantación de este longevo árbol. Entre todas las especies de castaños catalogados es la llamada castaña sativa la única que se da en toda Europa.
La castaña es un alimento muy energético, ya que contiene el 40% de hidratos de carbono. Posee también proteínas, grasas, sales minerales y vitaminas como la A-B y C.
Un castaño puede vivir más de 500 años, aunque alcanza su tamaño definitivo a los treinta años. No dejan de ensanchar y se hienden a una edad temprana. Se habla de castaños de grandes dimensiones que dentro de su hendidura podían albergar a varias personas. Yo conocí uno, ya en el suelo, en Banduxu que lo nombraban como “el castaño de los siete infantes” y es cierto que en él se podían meter varias personas.
Su altura es de unos treinta metros y con la edad, su tronco se vuelve hueco. En el otoño las hojas toman color amarillo y sus frutos están envueltas por una cubierta con espinas, los erizos, que se abren cuando maduran. Cuando ya es “anciano” su tronco se retuerce mostrando extrañas figuras que yo versifico: Me adentro en el bosque/entre árgomas y brezos/pisando hojas muertas/que yacen en el suelo. Me encuentro en otro mundo/de Cíclopes y Genios/que es lo que parecen/los retorcidos leños. Los rayos,las lluvias/los aires,los vientos/dejaron de esta forma/a los castaños muertos.
Misteriosas figuras/que la niebla oculta/gigantes retorcidos /dentro de la espesura. Bosque de encantamiento/donde el silencio abruma/bosque fantasmagórico/donde no hay vida alguna. Solo se oyen los pasos que caminan/sobre las muertas hojas/que cubren los senderos /de este bosque sin vida.
Fiestas y Recetas
Hacia el primero de noviembre, se celebran los amagüestos, costumbres ancestrales, quizá provenientes de aquellos magostos celtas. Las gentes se reúnen y asan en el tambor las castañas en la hoguera que, tras pelarlas se acompañaban con sidra del “duerno”. También en otras épocas en las esfoyazas se convidaba a los vecinos que acudían con castañas asadas y sidra.
Hoy se le honra con festivales gastronómicos, como el que se celebra en Proaza el último fin de semana del mes de octubre “donde el menú de la Seronda es pote de castañas. Hay variedad de recetas cuyo producto principal es la castaña y cocineros tan renombrados como Arzak y Arguiñano las utilizan para hacer ricos platos.
Como muestra propongo la siguiente receta: TARTA DE CASTAÑAS.– hervir medio quilo de castañas y pelar. Pasar por un pasapuré, añadir media taza de azúcar y una cucharadita de vainilla en polvo; añadir batiendo las yemas de tres huevos. Batir las claras a punto de nieve e incorporar poco a poco a la masa. Verter en un molde engrasado y cocer cuarenta y cinco minutos a ciento ochenta grados. Una vez frio desmoldar y cubrir con nata y parte del puré de castañas, espolvorear con azúcar glass.
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