Por Gustavo A. FERNÁNDEZ

Al hacer unos recados el otro día, me encontré conversando relajadamente con el propietario y los otros clientes de un pequeña tienda local. Era una de esas raras ocasiones en las que no andas con prisa ni con el tiempo justo, así que pude dedicar un buen rato a hablar de distintos temas hasta que, precisamente, acabamos debatiendo de la situación actual del comercio moscón.
Es bien conocida la tradición comercial de la villa de Grado cuyo origen histórico hay que buscar en su posición estratégica junto a importantes vías de comunicación (el Camín Real de la Mesa y el Camino de Santiago), por ser cabecera de una extensa comarca, por las fértiles tierras de su vega y por su proximidad a Oviedo y el centro de Asturias.
Aún hoy, el sector servicios mantiene muy viva su importancia social y en la economía local. Es cierto que antes y durante la crisis económica han cerrado algunos negocios, pero no es menos cierto que abren continuamente otros nuevos. El comercio local mantiene una estrecha vinculación y una continua retroalimentación (o feed-back que se dice ahora) con el tradicional mercado de miércoles y, sobre todo, de domingos. En definitiva, la villa de Grado es difícilmente entendible sin su comercio, por eso me resulta especialmente sorprendente que, tras la muerte por inanición de Siempre Grado, no exista actualmente ninguna asociación que aglutine y represente a este sector empresarial y comercial local. El registro municipal de asociaciones de Grado ha sido recientemente actualizado y hay cerca de 100 colectivos culturales, vecinales, deportivos… de todo tipo, pero no existe una asociación local de comerciantes.