«Una de las mejores cosas es actuar en tu pueblo rodeado de personas que conoces y quieres, es maravilloso»
Una entrevista de Elena NIETO TORREJÓN
El grupo de Teatro Stardust, se prepara de nuevo para patear fuerte las tablas. Tras deleitarnos hace unos meses con la adaptación de El fantasma de la Ópera de Andrew Lloyd Webber, esta joven compañía trabaja ya en la segunda parte de El baño de Zeus, una chispeante e ingeniosa comedia satírica sobre la condición humana que fue representada hace más de un año en el Teatro-Casino de Trubia. Pelayo González Quiñones es el director de este grupo de teatro.
-Su último trabajo ha sido El Fantasma de la Ópera ¿Por qué un musical?
-Soy muy fan de las historias de misterio y de traición. Acababa de leer el libro y me di cuenta de la intemporalidad, la vigencia permanente de esta gran obra. Me encantó y pensé en la forma de adaptarlo al teatro. Se daba además la coincidencia de celebrarse el 30 aniversario de este fenómeno música. La obra está inspirada en hechos reales y combina elementos de romance, terror, drama, misterio y tragedia.
El elenco interpretativo estuvo formado por más de veintiséis actores y actrices, alumnos y ex alumnos del IES Río Trubia.
Es para nosotros importante el hecho de que todos los fondos recaudados fueron para la lucha contra el cáncer.
-¿Por qué embarcarse en algo tan complejo?
-¿Por qué no? Muchas personas tienen pavor a lo desconocido. Ese no es nuestro caso y hemos querido demostrar que con trabajo e ilusión puedes conseguir grandes cosas si te dan además los apoyos técnicos y la oportunidad para crearlo.
Todos los actores de la compañía cantaron y bailaron antes y durante la obra. Algunos de ellos han descubierto lo bien que lo hacen y es fantástico.
Como director, marco unas metas e intento construir expectativas en mis actores. Pienso que si experimentamos, si probamos a representar cosas nuevas y diferentes, alcanzamos nuevos retos con los que sin darnos cuenta al momento, nos vamos demostrando lo que somos capaces de hacer. Tengo la suerte de que los actores de la compañía son personas muy valientes, no les frena el hecho de hacer un musical, les motivó más aún. Formamos un gran equipo del que estoy muy orgulloso pues todos confiamos en todos.
-¿Qué ha sido el más complicado en “El Fantasma de la Ópera?
-Todo lo que rodea a esta obra es difícil. Empezando por dirigir y protagonizar un musical sin saber leer una partitura, fue cuestión de fiarse del oído, memorizar cada nota y transmitir a los actores algo tan abstracto como la interpretación de cosas muy concretas, el tono, el sentimiento…No fue fácil. EL método de trabajo se basó en ejercicios para la respiración y trabajo de oído para discriminar cada nota.
Otros retos fueron el vestuario de la alta sociedad de finales del siglo XIX, la escenografía con velas, cristales de espejos rotos, la construcción de una lámpara de araña a la que había que estampar contra el suelo en plena representación, etc.
Al final se consiguió ganar realismo incluso se dio la sincronización entre el público y el escenario, lo que a mí me gusta llamar “teatro 3D”.
-¿Cómo fue la experiencia?
La experiencia fue absolutamente recomendable para todos. Todos sentíamos al principio respeto e incluso miedo hasta que fueron pasando los días de ensayo y descubriendo las posibilidades de cada uno de nosotros, con trabajo todo se hace. Es una enseñanza que se debe aplicar también a la vida, aprender a no ponerse límites.
Una de las mejores cosas es actuar en tu pueblo rodeado de personas que conoces y quieres, es maravilloso. Tenemos la suerte de que, además, la gente de Trubia es muy cariñosa y agradecida, es magnífico actuar para ellos.
Otro de los objetivos es el de aportar este arte a la localidad, que sirva para la dinamización de nuestro pueblo. Hay mucha gente joven que les encanta el teatro, también gente más mayor con menores posibilidades de moverse a otros lugares como al Campoamor o a la Filarmónica de Oviedo por poner dos ejemplos cercanos.
Por este motivo, nos resulta especialmente un honor y una enorme satisfacción acercar grandes obras prácticamente al lado de la casa de nuestros vecinos.
Además, pienso que la cultura debería formar parte de cualquier localidad por pequeña que ésta sea. Con la cultura deberíamos convivir todos los días y no tener que salir a buscarla a otros lugares. Este es otro mensaje que queremos dejar muy claro sobre todo para las nuevas generaciones. La cultura no es sólo leerse un libro o dos. La cultura en todas sus manifestaciones necesita de iniciativas, de gente emprendedora, personas creadoras. Personas que lean porque sí, no por obligación, que decidan, que busquen y piensen, que actúen empujados por la curiosidad del saber y el querer hacer.
Por otro lado, una de las mejores cosas y lo más satisfactorio para mí y el resto de compañeros fue el recoger donativos para la lucha contra el cáncer, una horrible enfermedad que lamentablemente hemos conocido muy de cerca. La obra no solo entretuvo, también creó esperanza para una persona trubieca que padece cáncer y queríamos ayudar en su curación, o al menos poner un granito de arena.
Nuestro grupo de teatro intenta que las personas que vienen a ver las funciones se sientan queridas, arropadas y este hecho lo entendemos como algo recíproco. Cuando se actúa es muy importante el público, sus reacciones, los aplausos, todo es magia. Sentimos una necesidad imperativa de agradecer ese apoyo mágico. Hemos de corresponder con nuestro agradecimiento. El contacto humano es muy importante, el tú a tú, nosotros no somos nada sin el público. Sólo decir que muchas gracias por asistir, siempre gracias.
-¿Cuál es el nombre adoptado por el grupo de teatro? ¿Por qué?
-La historia de nuestro nombre es curiosa, ya que tiene un doble sentido, uno personal mío como su fundador y otro profesional de puertas para afuera. “Stardust” es el apellido de uno de los más famosos alter ego de Bowie, tristemente fallecido a principios de este año. Esa es la parte personal.
Para mí Ziggy Stardust ha sido una inspiración, un músico alienígena que viene a salvar el mundo con sus teatrales puestas en escena, es de locos, pero Bowie era mimo, alguien muy teatral y un gran actor y músico, así que podría decirse que es mi pequeño tributo. En la parte profesional, el nombre para el público, “Stardust” significa en inglés “polvo de estrella”, lo que nos viene genial como grupo amateur, quiero decir, no somos ni Johnny Depp, ni Benedict Cumberbatch, ni ninguna “estrella” del celuloide, somos el origen, estamos empezando, de ahí que somos “polvo” de estrella.
-¿El próximo proyecto?
-Vamos a retomar nuestro ya clásico “Baño de Zeus”. La gente nos está insistiendo mucho en una segunda parte y vamos a dárselo.
Esta primera obra fue un éxito. Es una comedia escrita por Serafín y por mí, que somos un par se sinvergüenzas, por eso nos metimos con todos los personajes y personajillos a ver qué pasaba; fachas, podemitas, machistas, feministas, animalistas, políticos, prostitutas, gays, heteros, etc. No dejamos títere con cabeza, y fue un gran éxito pues conseguimos algo muy difícil, hacer reír a todos los espectadores.
Esa “empatía colectiva” ha sido lo mejor que he sentido en mi vida, el público realmente vivía la obra. Este año pretendemos repetir ese efecto con una segunda parte que ya estamos escribiendo. Andamos realmente inspirados y cómo no, contagiados por la actualidad política española, actualmente muy jugosa para parodiar.
Para la gente que no puedo ver la primera parte estoy componiendo un video-resúmen de la primera obra, así no se perderán nada de la acción, esperamos de nuevo volver a provocar al público. El título provisional es: “El Baño de Zeus, Episodio II: La guerra de las falacias.”
-¿Novedades?
Bueno, una de las novedades es mi forzado ascenso a director con el que, aunque es más responsabilidad y trabajo, estoy encantado. Tenemos muchos más actores y los ensayos cada vez son más dinámicos. A veces no se entiende por qué los profesores se quejan de que los alumnos no intervienen en clase. En nuestros talleres de teatro no tengo que hacer nada, van solos, debe ser porque los grupos reducidos trabajan mejor en equipo que las clases de 30 personas donde están más coartados. Aquí todos aprendemos de todos. De hecho, a veces un día de ensayo se torna de terapia sexual, o cualquier otro tema del que se pueda polemizar o que preocupe de alguna forma a la gran mayoría, temas con garra para destrozarlos dialécticamente. El ensayo se convierte en una terapia de grupo con contenidos de lo más insospechados.
-¿Qué motiva a seguir?
Creo que hablo en nombre de todos al afirmar que no nos movemos por fama. Hemos tenido oportunidades de ir a actuar por Asturias. A mi me han ofrecido trabajar con grupos de teatro profesionales, pero nos mantenemos juntos trabajando por Trubia. Somos chavales que nos conocimos en el mismo instituto (IES Río Trubia) y trabajamos para mejorar nuestro ambiente.
A mi me encanta estar con ellos, son gente magnífica, aunque es verdad que discutimos muchísimo, como en las mejores familias. Nos reunimos un par de veces a la semana -para que luego digan que la juventud está perdida-. Hemos roto con algunos mitos como que el teatro es para rojos y perroflautas o que el teatro es para empollones. Aquí, en nuestro grupo hay de toda clase de fauna y flora… desde alumnos brillantes a otros (diamantes) no tanto y desde gente de izquierda extrema a personas con ideología más de derechas. Esto mola, es genial porque enriquece, no divide, al contrario, hace que nos sepamos respetar. Como siempre les digo: “a las personas hay que respetarlas, pero los ideales están para reventarlos.”
-¿Qué compensación se obtiene de tanto trabajo siendo un grupo amateur?
–El trabajo compensa mucho más de lo que la gente cree, no nos mueve el dinero ni el reconocimiento (que no tenemos ninguno de ambos), yo me guío por la filosofía del gran Chaplin de “un día sin risa es un día perdido”, la risa es la cosa más extraña de la naturaleza y además el mejor remedio natural. Tanto en los ensayos como actuando siempre está ahí, siempre nos divertimos, el público se divierte, El salir a saludar al público, mirar a alguien que te está aplaudiendo sonriente con una lagrimilla en el ojo, eso en sí mismo ya es una compensación. Estar ensayando y tener que parar unos minutos porque a alguno de los nuestros le ha entrado la risa floja….llevando inmediatamente a todos a un contagio colectivo de risa tonta…es algo que solo nosotros entendemos.
El grupo de teatro es un grupo abierto a nuevas incorporaciones, no tiene límite de edad ni se piden requisitos, admitimos a cualquier colega que quiera echar un cable.
Hasta ahora hemos conocido a gente realmente estupenda, es otro de los regalos que ofrece esta actividad. Ojalá nunca tenga que verme obligado a dejarlo, el día que yo deje de hacer teatro será el día en que me muera, me gustaría ser recordado como un trubieco de cierta valía y sustancia.
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