Alonso: “Asturias no ofrece ningún futuro a los investigadores”

El físico reclama un pacto político similar al que ha situado al País Vasco a la cabeza de Europa en producción de grafeno
El Moscón de Oro 2016 ofreció una conferencia divulgativa sobre nanotecnología durante la Semana Cultural de Grado

Pablo Alonso, anoche en la Casa de Cultura de Grado

L. S. N. / Grado

Mil veces más pequeño que una bacteria, tanto que un rayo de luz es enorme a su lado. El físico Pablo Alonso, Moscón de Oro 2016, sumergió ayer al numeroso público que asistió a su conferencia en el mundo de la nanotecnología, un universo que conoce en profundidad. Pero Alonso no sólo ofreció una amena y divertida clase de física: también abordó las dificultades que encuentran los investigadores en España, con excepciones como el País Vasco, y reclamó pactos estables que permitan a los científicos no tener que emigrar y generar riqueza en su tierra. Para Alonso “Asturias no ofrece ningún futuro a los investigadores. Nadie deja el instituto alemán Max Planck con una oferta de financiación de solo dos años, y con un salario inferior, solo por poder ver los manzanos de su tierra y a su familia. No funciona así”, resumió, para explicar porqué el plan de retorno del talento impulsado por el Gobierno regional ha quedado desierto. El camino, aseguró Alonso, es plantear una apuesta a largo plazo, con financiación pública a fondo perdido pero que acaba teniendo un fuerte retorno social. “He desarrollado mis investigaciones sobre el grafeno en el País Vasco, donde han hecho un pacto político que ha mantenido la inversión en ciencia de manera estable, sin recortes. Yo trabajé en Nanogune, un centro de excelencia investigadora de San Sebastián. Hay otros para otras áreas de investigación, como la biomedicina. Hay financiación; traen, a golpe de talonario, a los mejores investigadores de un área; los proyectos no se interrumpen con recortes, se hace investigación en ciencia base, y se impulsan spin off, empresas, para aplicar esos adelantos científicos. A la vez, se forma y se da una oportunidad a los investigadores de allí. El resultado es que los proyectos acaban autofinanciándose y creando un tejido investigador que, por ejemplo, ha convertido a San Sebastián en el mayor productor de grafeno de Europa. En Asturias, había un proyecto para crear un centro de nanotecnología, con inversión regional y estatal. Cada uno tenía que invertir 6 millones de euros. Está por hacer”.

Alonso destacó además que hay grandes zonas del mundo especializándose en áreas de investigación específica que abarcan a cientos de centros investigadores, con el objetivo de poder competir en innovación con países con mucha capacidad, como algunos gigantes asiáticos. “Estados Unidos ha apostado muy fuerte por la investigación sobre el cerebro; Europa, por el grafeno, y Singapur se está volcando con los nanomateriales. España debería apostar por algo, tener un plan, aunque no sea por la ciencia, por algo”, reclamó.

El contenido más político de su conferencia llegó al final, a raíz de las preguntas del público, ya que la charla fue una divertida clase de física para explicar sobre qué investiga el Moscón de Oro 2016, que en 2014 publicó el resultado de sus estudios en la prestigiosa revista científica Science, “donde un grupo de investigadores anónimos comprueban la validez de tus resultados”. Alonso ha centrado su investigación en el grafeno, un material procedente del grafito (una finísima capa bidimensional de grafito) que tiene la capacidad (entre otras muchas maravillosas propiedades) de captar la luz y reducir su tamaño, lo que permitiría utilizar luz y no corriente eléctrica para revolucionar la tecnología electrónica que está por todas partes en nuestra vida, desde los móviles a los ordenadores, los marcapasos y hasta en cremas para la cara con nanopartículas. Una revolución que permitiría, por ejemplo, que los móviles fueran flexibles y traslúcidos, como trozos de plástico, por imaginar alguna aplicación futura, aunque Alonso insistió en la necesidad de no obcecarse en encontrar usos inmediatos a los avances científicos. “Hay que apostar por la investigación en ciencia base, las aplicaciones surgen solas, después”, concluyó. Entre el público, además de directivos de la Asociación de Amigos de Grado y antiguos premiados, estaba el concejal de Cultura, Plácido Rodríguez, y la Moscona de Oro Internacional 2016, la filóloga y también investigadora Beatriz Arias, a la que Alonso, en tono de broma, pidió disculpas por utilizar anglicismos de difícil traducción al castellano, “el inglés es el idioma de la ciencia”.

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