El guardián de los molinos gigantes

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Marcos Rodríguez supervisa los vientos desde la sierra de Bufarán para que todo funcione en el parque eólico de Las Regueras

Marcos Rodríguez, junto a uno de los molinos/ Foto de Matías Artime

Esther Martínez/ Las Regueras

Sin encender la luz, a las 7,30 de la mañana y antes de asomarse a la ventana, mira a través de su móvil desde la herramienta Windone su lugar de trabajo, un espacio diseñado para aprovechar la fuerza del viento: el Parque Eólico de Las Regueras, en Cogollo, cerca del límite con Illas y Candamo, el único construido en el centro de Asturias en una zona conocida como El Rebollal, en la Sierra del Bufarán.
Todo está bajo control; 13º y soplando levemente “el gallego, el mejor de todos, mi favorito” afirma Marcos Rodríguez (Avilés, 1971), supervisor del parque. Desde el edificio de control, una atalaya a casi 600 m. de altura, contempla a través de una ventana el mar de Avilés y Gijón, el pico Gorfolí y el Monte Naranco y desde la otra, la Cordillera Cantábrica con una leve nevada. A sus pies, las casas de Pie de la Sierra, situadas casi en el techo del concejo.
El edificio de mando está caldeado por dos radiadores; toda la energía eléctrica del mismo, procede de la turbina número 6, que en este momento gira a una velocidad muy por debajo de la ideal, que sería de 43 km/h. y está produciendo solo un 15% de la potencia máxima.
“En los últimos cuatro años la producción ha disminuido considerablemente en noviembre y diciembre. Los meses más productivos siempre son enero y febrero, aunque el cambio climático es evidente y este sector no atraviesa su mejor momento. Hace un tiempo se pensó en la ampliación y el proyecto se paralizó” afirma Rodríguez.
Las causas además de la falta de vientos son la falta de impulso a este tipo de energía renovable en España debido a los cambios en la regulación desde 2012, la llamada Reforma Energética que asfixia y deja sin aire a un sector que apenas ha crecido en los último tres años.
Ocho gigantes de setenta y ocho metros de altura de mástil y un diámetro de noventa metros cada uno, seguro que son lo suficientemente disuasorios para cualquier caballero andante, pero no para montañeros, ciclistas, fotógrafos e incluso cazadores de tormentas. “ Hay mucha gente que viene a observar y a inmortalizar las imágenes de los rayos al chocar contra las palas que hacen de pararrayos . No son conscientes del peligro que ello supone aunque estén a cierta distancia”.
Todo el sistema informático permite en cualquier momento controlar de forma remota, las incidencias, la producción , las averías y las alarmas. “Es muy importante la labor de mantenimiento ya que la vida útil de un aerogenerador es de unos veinte años y su coste supera los 1.7 millones de euros”
Marcos Rodríguez es maestro industrial en la rama de electricidad y después de pasar por varias empresas del sector, recaló en este mundo de las renovables, buscando no solo un cambio laboral sino un cambio de estilo de vida, anteponiendo poder desarrollar su trabajo en un entorno natural y tranquilo a cualquier otro requisito. Sus empleados son los molinos y su materia prima el viento que a sopla a veces en la dirección menos adecuada.
El parque eólico de Las Regueras inició su actividad el 11 de noviembre de 2012 y su producción puede llegar a los dieciséis megavatios a la hora de potencia nominal, lo cual es muy difícil de alcanzar. Si esta cantidad se supera, es decir si hay más oferta que demanda en un determinado momento, el sistema genera una consigna y automáticamente se reduce.
Cuenta la leyenda que Eolo el dios griego, tenia los vientos encadenados y podía liberarlos cuando quisiera. Marcos Rodríguez los vigila y controla en lo más alto de la sierra del Bufarán y espera que sigan soplando a favor.

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