El gerente del Cepesma ofrece una charla informativa en Salas, donde ya se han retirado tres nidos, y acusa a la Administración de pasividad

L. S. N./Grado

«En dos años no habrá concejo de Asturias libre de avispón asiático, vamos a tener que convivir con esta especie». Así de tajante se muestra el gerente de la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas (Cepesma) y del Parque de la Vida, Luis Laria, que el próximo martes, 14 de febrero, ofrecerá una charla sobre esta peligrosa plaga en la Casa de Cultura de Salas, a las 19,30 horas, dentro de la campaña informativa que está desplegando por Asturias. El avispón asiático se ha convertido en un grave problema en los concejos del occidente de Asturias, y ya ha llegado a Salas, donde se han retirado tres nidos. En el resto de los concejos del Camín Real de la Mesa no se ha detectado su presencia, pero Laria cree que es cuestión de tiempo, «unos dos años como mucho» para que le problema se extienda a toda la región. «Ya han aparecido en los concejos de oriente de Asturias, en municipios costeros, es sólo cuestión de tiempo que lleguen al centro», asegura.

La conferencia ha sido organizada por el Ayuntamiento de Salas, con el objetivo de abordar «los riesgos que supone el avispón asiático y los posibles remedios para su eliminación, así como indicaciones para poder distinguirla de la avispa europea y las diferencias entre sus nidos», según señala el Consistorio en un comunicado. «La avispa asiática se alimenta en parte de abejas y suele generar alteraciones en la polinización y la floración y, por tanto, en las cosechas entre otros problemas», añade el Ayuntamiento.

Luis Laria destaca que la información es esencial para afrontar este problema medioambiental, y considera que fue precisamente la falta de información y de actuaciones decididas de la Administración la que impidió cortar la plaga en sus inicios. «Es muy importante que los vecinos sepan identificar a los ejemplares, y sepan qué hacer cuando los identifican. En una segunda fase, es esencial que una vez reciba el aviso la Administración actúe de forma decidida, busque y elimine los nidos. Y son estos meses, febrero y marzo, cuando hay que hacerlo, para evitar que se creen nuevas colonias y la plaga se expanda», afirma. En la charla, enseñará a identificar los ejemplares de Vespa velutina, para diferenciarlos de las avispas autóctonas. Las asiáticas son más pequeñas, más oscuras y las patas no son monocolores. «Son morenas, no rubias como las de aquí», resume. Si se ve una, hay que llamar al 112, y exigir que se busque y elimine el nido. «Hay casos en los que los vecinos han estado esperando un mes a que vayan a retirar el nido. Eso no tiene un pase. Es un problema muy grave, que amenaza a las abejas, pero también la polinización, y por tanto, la biodiversidad, las plantaciones de frutales, por ejemplo. No se puede dejar en manos de los parques de Bomberos rurales, que tienen grandes territorios que atender, poco personal y prioridades que no pasan por el avispón asiático. Hace falta crear un equipo de seis o de ocho personas que trabajen sobre el terreno, y son los ciudadanos los que tienen que ser exigentes, no tolerar la inacción de los políticos». Hay, además, todo un arsenal de medios para detectar los nidos y eliminarlos, y Cepesma ha adquirido varios de ellos, «para demostrar a la Administración que no es tan difícil»: tiene dos drones, uno de detección y otro de eliminación de nidos, que utiliza un insecticida en la cantidad mínima para matar la colonia y no afectar al entorno. Han adquirido también un cañón térmico, que destruye los nidos elevando su temperatura interna a los 50 grados, entre otras medidas.

El avispón asiático se detectó en España por primera vez en 2010, y en Asturias en junio de 2014, en la zona de San Tirso de Abres, que limita con Galicia, donde se trata de un problema muy extendido. Desde su aparición, al principio restringida a los concejos del occidente, el Principado puso en marcha un protocolo para su detección, facilitando trampas a los apicultores para identificar la presencia de los ejemplares, y poder luchar contra su expansión, muy rápida, ya que los expertos estiman que avanza a un ritmo de 50 kilómetros al año. La especie amenaza especialmente a las abejas, ya que forman parte de su dieta y una sola de estas avispas puede capturar entre 25 y 50 abejas al día. También es una grave amenaza para los frutales, las plantaciones de arándanos, kiwis, o los manzanos.

Luis Laria hablará también de otra preocupante plaga, la de la polilla guatemalteca, que amenaza a las plantaciones de patata.