Publicado el: 05 Mar 2017

[Proaza, sus pueblos y su naturaleza] Villamejín

Villamejín

Por Loli GALLEGO

Villamejín, situado en la falda del monte  Villaurel, uno de los cordales de la Sierra del Aramo, que como una gran muralla protege a este pueblo que  se encuentra situado a 330 metros sobre el nivel del mar; otra de las montañas, la Peña Forcada (conocida en la antigüedad como monte Olivio), vigía permanente y silenciosa de los acontecimientos que ocurren dentro del pueblo. La Forcada, monumento pétreo de gran belleza y también de recogida del ganado después del verano por  los habitantes de San Martín y Villamejín.

Sus casas, que como todas en este concejo nuestro, donde el ochenta por ciento es roca, se escalonan desde el barrio de las Lleras y mediante callejuelas se unen entre sí en otros barrios con nombre propio, como Penuque, el Pozo, el Protalín, Ente la Muria, la Sinriella, nombre que le da el arroyo que desde la Collada atraviesa todo el pueblo, recogiéndose sus aguas en el lavadero de su nombre, una de las construcciones etnográficas que, junto a hórreos y paneras, forman lo que podría ser un museo al aire libre.

¿Pero cuándo se funda Villamejín? Se conoce desde la época romana como “Villa Magiti”, también como «Villa Maximini”, nombre del señor romano llamado Máximo, propietario de esta especie de casería que ellos, los romanos, llamaban «villas» .

Pero existen más acontecimientos históricos; cuando se funda, por Alfonso III “el Magno” y su esposa Jimena,en el año 891 el  Monasterio de Tuñón. En ese momento  se crean varias iglesias dependientes del Monasterio, y entre otras la “ecclesiam S. Martini con su villa Villamejin”. La primera de estas fundaciones eclesiales pertenecen a la corona, llamándose de realengo. Pero en el siglo XI (1.085) Alfonso VI adjudica todo el territorio dependiente de la Abadía de Tuñón a San Salvador de Oviedo, pasando todos los bienes de ser de Realengo a ser de Abadengo, pues era el abad el que representaba a la Catedral de Oviedo. Resumiendo, la antigüedad de Villamejin es de la época romana, esto no quiere decir que anteriormente no  estuviera poblada por tribus procedentes de Centroeuropa, como tantos pueblos de nuestro concejo.

Fue este pueblo paso de gentes que por el Camino Real que desde Proaza y recorriendo el concejo de Quirós llegaban a Puerto Ventana, paso importante para acceder a la meseta, pues era el recorrido utilizado hasta 1861, cuando se terminan las obras de Peñas Juntas, dando lugar a un acceso por carretera a los concejos de Quirós y Teverga.

Pero antes de  llegar  a la collada de Aciera existe un coto llamado de Llende la Faya, propiedad del Deanato de la Catedral de Oviedo, en el cual  desde el siglo XII  había una malatería o lazareto y que por Real Orden en 1827 se incorpora al municipio de Proaza, pasando todos los bienes al Hospicio de Oviedo.

San Martín

San Martín. La importancia de este lugar está en la fundación de  su iglesia en el año 891; a su alrededor va  naciendo un núcleo de población, ya que será el centro parroquial y campo santo de los tres pueblos que conforman esta parroquia. Con el tiempo adquiere los mismos derechos de servidumbre sobre los lugares de pasto, que son los de pastoreo en el monte de  las Andruas durante tres meses y el de usar la “guariza” de Cueto Pardo, en la zona de la Peña Forcada.

 

Un paseo por Villamejín

Es agradable recorrer esta localidad, pues nos vamos a encontrar con algunas casas señoriales tales como el palacio de los señores de Leyva, cuyo primer propietario fue D. Sancho de Leyva y Suárez de Mendoza, marqués de Leyva; su edificación más antigua es la torre, datada en el siglo XVI.

Casa de los Argüelles y palacio de los Leyva

De los señores de Leyva, y por matrimonio de la primogénita, que casó con D. Vicente Terrero, pasó el palacio a esta familia, siendo el más conocido de sus dueños D. Bernardo Álvarez Terrero Valdés Peón y Bolde de Leyva, natural  de Villamarcel, en  el concejo de Quirós. Además de tener muchas propiedades en este lugar, mandó construir la escuela de niños y niñas, dotándola de una renta de 2.500 pesetas anuales para su mantenimiento.

A su muerte y sin herederos, uno de los más favorecidos fue el hijo de su escribano, llamado Manuel  Nieto, albacea y tutor patrimonial de Terrero que según dicen heredó en bienes patrimoniales y propiedades cuatro millones de pesetas, entre  los que  está el palacio de Villamejín, como se dijo al principio conocido como palacio de los Leyva.

Otra casa  blasonada a visitar es la de García Argüelles, familia de hidalgos. El conjunto está formado por la Casona, del siglo XVII, con la  capilla dedicada a la Virgen de la Peña de Francia, cuya imagen fue  traída desde Filipinas. Hay también una magnifica panera y el lugar donde está ubicado se llama «Ente la Muria”

Otra edificación a destacar y que perteneció a la misma familia  de los Argüelles es la del Cubión, del siglo XIX. Por  haber sido comprada y restaurada por un señor de Alemania se la conoce por  «la casa del alemán»; a mi juicio mal llamada, pues debemos de conservar los topónimos originales, ya que  si se pierden las generaciones venideras no conocerán los  nombres de los lugares donde vivieron sus antepasados.

Este paseo quedará completo cuando recorriendo sus callejas contemplemos los casi veinte hórreos y paneras que están aún en un estado muy aceptable, gracias al cuidado de sus dueños .

Remato este recorrido con la subida a la Collada por el llamado Camín Real que a su paso nos encontramos con diferentes fuentes, algunas con abrevaderos para el ganado, tales como la de Firmortera, la Cerezal, la Gortina y en Ritabareo el naciente del reguero de la Sinriella.

Una vez se llega a la Collada se puede  hacer montañismo subiendo a la Peña Forcada, y desde los picos de la Verde y Cueto Mar divisar un paisaje espléndido, ya que la vista se pierde en el horizonte dándonos la impresión de estar muy cerca del cielo.

Solo me queda decir que visitar los pueblos de este concejo es una gozada, pues la naturaleza nos la dan gratis y su paisanaje como buenos asturianos, es acogedor y atento con todos los que nos visitan.



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