¿Tras el castillo de Alba y el rebol.lo va San Pedro de Arrojo?

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Por Beatriz ÁLVAREZ

De un tiempo a esta parte los vecinos de Arrojo habían venido manifestando su preocupación ante el deterioro evidente de la iglesia de San Pedro de Arrojo, en donde seguía celebrándose culto habitualmente. Esta inquietud se trasladó debidamente a las autoridades competentes locales, autonómicas y religiosas a ver si se conseguía que alguien interviniera antes de que se produjera un daño físico y real a alguna persona, por caída o desprendimiento de alguno de los elementos que lo integran y que parece ser presentan una «fijación inestable». Este estado, que es ruinoso sin serlo realmente, es lo que origina esta profunda desconfianza. De momento son los fieles los que, semana tras semana, ven como frente «al mirar para otro lado» o «esconder la cabeza como una avestruz» de muchos de los responsables políticos de este país y que algunas veces les da resultado, el cansado edificio va cediendo terreno al deterioro y junto a él se instalan el malestar y el disgusto. Los cristianos y los turistas que visitan la iglesia contemplan con asombro el estado en el que se encuentra el único monumento nacional del concejo. Aunque a mí me sigan asombrando estas cosas, en este país nuestro ya no me extraña nada porque vamos muy cortitos en eso de proteger lo nuestro y así nos luce el pelo.

La iglesia, joya de la arquitectura románica, ha sufrido varias reformas a lo largo de la historia si bien las más recientes coinciden primero, con las obras del trazado de la carretera Caranga-Bárzana, inagurada en 2003, y segunda y más reciente, con una inversión realizada en 2010 para la remodelación del entorno de la misma. Después de esto, y debido a la desidia de las diferentes administraciones, a las políticas de recortes seguidas por Cultura y Patrimonio y al posible conflicto entre Consejería del Principado y Patrimonio de la diócesis: nada. La Iglesia no te deja tocar nada sin su permiso y el Principado no tiene dinero para que lo toques. Y en ese «tuyo/mío» la casa sin barrer. Es la máxima liberalista:«Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même» (dejen hacer, dejen pasar, el mundo va solo) o el «a ver si libro» o ese otro tan quirosano del «ta bono abondo«. Los naturales de Arrojo se preguntan si se cumplirá el dicho popular de que «no hay dos sin tres» y si después del Castillo de Alba cuyos últimos restos se vinieron abajo en enero de 2016 después de un temporal de lluvia y estando reciente el tercer aniversario de la caída del Roble de Bermiego, monumento natural del concejo, será la Iglesia de San Pedro de Arrojo la siguiente en caer. De momento, la Consejería «ha sugerido» dejar de celebrar culto y a tres semanas de la fiesta grande del pueblo los vecinos desconocen si se celebrará la Misa y dónde se hará (parece ser que será al aire libre, pero ¿qué pasará si llueve y no hay donde abelugase?)

Hace unos años los alumnos de una amiga visitaron la Iglesia de San Julián de los Prados y le preguntaron a la profe por qué la Iglesia se había construido al lado de la carretera. Yo me pregunto ¿por qué las carreteras se construyen al lado de las iglesias asturianas? Fue durante la realización de las obras de la actual carretera de Caranga-Bárzana cuando la carretera fue sacada del lado mismo de la iglesia consiguiéndose así apartar al monumento del impacto directo del tráfico y de las nefastas consecuencias que éste producía en los muros del templo románico. Se desvió una vía que había sido trazada sin tener en cuenta cuál iba a ser el rédito que pagaría este inmueble de valor incalculable como consecuencia llevarle hasta el misma puerta el progreso. «Hasta la cocina» que dicen en mi casa. Esta aspiración, conseguir separar este patrimonio artístico de las carreteras, a día de hoy se sigue reivindicando para otros monumentos del románico en Asturias con el objetivo de  preservar su estado y mejorar su conservación. Mover la carretera era más fácil que mover el edificio aunque quizás esto hubiera resultado mejor. Ah, pero ¿los edificios se pueden mover? Sí, y como ejemplo, cuando en 1962 en Portomarín se construyó el embalse de Belesar, el pueblo se trasladó al vecino Monte do Cristo. Allí se reconstruyeron algunos de los edificios más importantes, tanto civiles como religiosos; especialmente la Iglesia de San Nicolás, de estilo románico levantada por la  Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, cuyas piedras fueron numeradas y ensambladas de nuevo en su actual emplazamiento. Hoy los peregrinos que hacen el Camino de Santiago a su paso por este pueblo lucense visitan la iglesia y conocen su historia.

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