La moda de los avistamientos de fauna obliga a regularlos

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Los ecologistas alertan sobre los riesgos de masificación de este turismo

Conservacionistas, Administración y empresas del sector coinciden en establecer una «reglas de juego»

F. R. / L. S. / Somiedo

La observación de la naturaleza es un avance cualitativo en el mundo turístico. Lo que empezó siendo una actividad realizada por una minoría se ha convertido en un fenómeno de masas. Y Asturias ofrece el escenario propicio para ello. Somiedo, es sin duda, el parque natural preferido para mirar con prismáticos y teleobjetivos osos, lobos y otros animales salvajes. También, en menor medida Belmonte, Teverga, Proaza, Santo Adriano y Quirós. A este crecimiento ha contribuido mucho el desarrollo de las nuevas tecnologías. Paralelamente, proliferan las empresas que se dedican a actividad.
Recientemente se desarrolló en Pola de Somiedo el I Encuentro Nacional de Observación de la Naturaleza Nature Watch a la que acudieron más de un centenar de expertos y empresarios del sector de toda España. En este foro se expresó la necesidad de “poner reglas al juego” y regular la actividad, algo que la propia consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Álvarez, reconoció.
Y es que en los días previos a este evento, que tuvo un gran éxito de participación, la organización conservacionista Fapas alertaba en un comunicado de que empresas privadas “acosan” a madres con crías y relacionaba los infanticidios con estas prácticas turísticas.
Fapas advirtió que la entidad demandará ante el Principado y el Seprona estas actividades cuando se hagan a distancias cortas.
La entidad es consciente de que decenas de personas se reúnen en la actualidad en puntos definidos del espacio protegido de Somiedo para ver osos “sin que ello suponga riesgo alguno para los animales”.
La cuestión, señala esta asociación, es que “la necesidad de realizar observaciones privadas que justifiquen los altos precios que los turistas deben de pagar por ser acompañados por guías de empresas especializadas, comienza a generar problemas de alto riesgo para la conservación de los osos, cuando no, a llevar a cabo actuaciones ilícitas pues terminan generando importantes molestias y riesgos de muerte para los cachorros”.
La consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales María Jesús Álvarez entiende que este tipo de turismo es un fenómeno que ha crecido mucho en Asturias “porque ver un oso, y yo lo hice, es una experiencia tremendamente atractiva, única y hay que hacerlo de forma ordenada y segura, tanto para los animales como para las personas”. El Principado ya ha avisado que se va a planificar, aunque Álvarez confía en el buen hacer de los gestores de los parques naturales.

Reglas del juego
También Alfonso Polvorinos, uno de los organizadores de este encuentro junto con Luis Frechilla, explica que se hace necesario “regular esta actividad porque es un fenómeno que ha experimentado un boom brutal, lo que conlleva el surgimiento de muchas empresas, unas buenas y de calidad y otras no tanto”. Para Polvorinos una medida inicial es el Manual de las Buenas Prácticas que se hizo hace dos años precisamente para ordenar este nuevo aspecto del turismo de naturaleza. “Es la primera piedra del camino y ahora hay que elaborar unas reglas del juego, por eso hacemos este encuentro”, señaló.
El pasado mes de enero el Ministerio de Medio Ambiente lanzó manual de “Buenas prácticas para la observación del oso, lobo y lince en España”, con el objetivo de facilitar y fomentar la utilización códigos para que, tanto los que ofertan la actividad de turismo como quienes la disfrutan, se acerquen adecuadamente a la naturaleza. La publicación incluye recomendaciones generales y concretas.

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