Por Lucía S. NAVEROS
Oleada de altruismo de mujeres de países pobres hacia parejas de países ricos. Leche materna de Camboya exportada a Estados Unidos, “barrigas solidarias” ucranianas, como las define Toni Cantó, que lo dice y no se pone colorado.
El altruismo y la abnegación siempre han sido muy de mujeres. Ellas “lo dan todo” por sus hijos, incluso hasta sus hijos. Del mismo modo que se viste el cáncer de mama con un lazo rosa y se convierte una enfermedad grave en un asunto sumamente femenino y abnegado, podríamos pintar sonrisas en esas barrigas generosas, que oculten la realidad y nos vendan el sucedáneo edulcorado que pretende colar por bueno Toni Cantó. El mismo Toni Cantó que pleiteó en los años 90 para deshacerse de la barriga generosa de su pareja, una hija que la Justicia le obligó por sentencia a reconocer. Porque de los Toni Cantó de este mundo no se espera abnegación, barriga solidaria y generosidad altruista. Ellos son más de “Egoist”, como la colonia.
Así que en el crudo mercado mundial del siglo XXI, las parejas que sientan deseos de un hijo rubio lo podrán encargar alquilando a una mujer pobre (las hay a patadas) sin sentirse culpables por la macabra transacción, ya que vendrá envuelto en el celofán de la abnegación femenina.
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