El show de Santi Serra hizo ayer  las delicias de una jornada festiva  que arrancó con una ruta equina de 400 participantes

La localidad de Las Regueras reparte hoy 1.300 bollos

Esther Martínez/Las Regueras

Santi Serra mira a los ojos de los caballos y sonríe; ellos le responden bailando, tumbándose o elevándose sobre las patas traseras en una simbiosis que no es casual, sino que parte de un juego, porque su trabajo paciente y delicado incluye el juego como elemento básico de esta modalidad de show ecuestre que combina la disciplina, la coordinación, el equilibrio y una dosis extra de paciencia, en una técnica que huye de las riendas, las fustas y todo elemento superfluo que limite la libertad de los animales.

El catalán de 28 años reunió cientos de personas en su espectáculo ecuestre donde dejó claro que él es el líder de la manada, que en  Premoño estaba compuesta por ejemplares apaloosa, árabes y frisones además de dos perros de raza border collie. Serra creció en una familia de criadores de caballos, en un ambiente propicio para convertir su afición, en una profesión de éxito y de fama internacional que llevaba forjándose desde niño y que saltó a la fama en el talent-show televisivo, “Tu sí que vales” en 2012. Es propietario de una cuadra con treinta y seis ejemplares equinos y doce cánidos que van desde el caniche gigante hasta el lobo. Actualmente piensa en ampliar su espectáculo con águilas y halcones.

Los caballos de Santi Serra participan además en producciones cinematográficas y en spots publicitarios. Nika una de sus yeguas, ha sido elegida como una de los cinco mejores caballos de show del mundo.

En marzo estuvo en Equitania en Alemania; en mayo en Page (Arizona) donde consiguió compenetrarse a la perfección con dos mustang salvajes, en las montañas de Monument Valley y  asegura que son los caballos quienes lo encuentran , que él no se considera domador. A Premoño llegó procedente de París y Milán y en breve su espectáculo Sercan Show estará en Brasil.

Después de una mañana de ruta ecuestre en la que participaron alrededor de cuatrocientos jinetes, Santi Serra puso la guinda en una tarde en la que el fino orbayu no impidió el disfrute de un espectáculo que se podría resumir en una conexión e interacción plena de elegancia, arte y complicidad entre el humano y el equino.

Hoy continúa la fiesta con el reparto de mil trescientos bollos y más de quinientas reservas para cenar durante la verbena con la que se darán por finalizados los festejos.