Por José Manuel R. ANTOMIL

Querido amigo, según se ha podido escuchar ayer de tu propia boca has puesto punto final a la brillante etapa en la que has estado al frente de esa comisión de festejos.
Digo brillante, porque no recuerdo tan buenas orquestas ni tanta gente en ese precioso pueblo que es Cornellana. Pero querido amigo, el hacer las cosas bien tiene un alto precio: las críticas y, por desgracia, en este estúpido país siempre se critica a quien hace las cosas bien. Provienen casi siempre de los más parásitos de esta sociedad a la cual lo único que aportan, son eso, críticas.
Has hecho unas fiestas de San Juan apoteósicas y a los pocos días se te criticaba por no haber desarmado la carpa ¡vaya problema grave!
Haces unas fiestas de Nuestra Señora como pocas veces se recuerdan. Traes al pueblo a miles de personas que dejan unos suculentos beneficios a la hostelería local, y se te crítica por cerrar el campillo. ¡Claro que para traer buenas orquestas hay que cobrar! Los de mi época recordarán las actuaciones de los jardines de la Herradura, donde todas eran de pago, y lo que habéis cobrado en Cornellana ha sido testimonial.
Amigo, eres joven y famoso pero no te fíes de tanta palmada en la espalda. En este país el deporte nacional no es el fútbol, es la envidia.
Puedes marcharte con la cabeza bien alta y además será muy difícil superar el listón que has dejado demasiado alto. ¡Ojalá, hubiera un Dany Parrondo en cada pueblo de Asturias.
Desde aquí, toda mi admiración a tu trabajo y el deseo de grandes éxitos en tu carrera profesional.