Por Luis GARCÍA DONATE

Muy buenas queridos contertulios. Un mes más estamos aquí, en este pequeño y acogedor rincón del mundo, desde donde un servidor se permite el lujo de arrojar sus opiniones, como caramelos en una cabalgata. Así me aseguro de que después de leerlos os dejen buen sabor de boca.

Suenan los cuernos, se afilan las armas y los hombres callan ante el estrépito de la batalla. Así es señores, ha llegado marzo, mes que debe su nombre a  Marte, el dios  romano  de la batalla, patrón de los guerreros e implacable señor de la victoria. Encomendándome a él, en esta ocasión vengo a daros guerra, en el sentido filosófico del concepto, no se alarme nadie. Apelaré hoy al alma de los curiosos dando mi opinión sobre el oficio de escritor. ¿Quién sabe si no me estaré metiendo en camisa de once varas? Ante todo pido a los entendidos que sean piadosos con este humilde bachiller y disculpen cualquier error.

Vocación noble donde las haya, a algunos no llega de la mano del destino, a otras mentes más iluminadas, les surge de manera natural. No entraré en si es posible vivir de ella o no hoy en día, adelanto que para mí sería un verdadero honor y un placer no deberme más que a mis lectores. Lo que sí os diré es que hay pocas cosas comparables al placer que proporciona un público agradecido.

Como decía un poeta al que conozco íntimamente:

“ Ni la fama , ni el dinero

no hay nada más placentero

que el hecho de escribir

y buenas críticas recibir”

Eso es todo por este mes señorías, quedo como siempre a su servicio esperando que el artículo y los versos adjuntos que confieso como míos, sean de su agrado ha sido un placer, hasta más ver.