Publicado el: 27 May 2018

La generación del desasosiego

Por José Manuel R. ANTOMIL

[Desde la ría de Miranda]

La generación del desasosiego, esa que nació en plena Dictadura, que quizás no pasó hambre, pero sí ganas de muchas cosas.
La generación del desasosiego, esa que recibió una dura educación en la familia y en la escuela, donde además de la geografía, la aritmética, la geometría, la literatura y gramática, también tenía que estudiar La formación de espíritu nacional (principios del Movimiento), les enseñaron a saludar, a tratar de usted, a ceder el paso o el asiento a las personas mayores. Esa generación a la que el maestro le encargaba las varas de avellano, para ser el primero en probar su dureza, o cuando no sabías la lección te ponía de rodillas y con los brazos en cruz durante horas.
Es la generación que para salir a divertirse, primero debía cumplir los quehaceres que los padres le encomendaban, además de cumplir con sus estudios.
Esa generación se emancipó a los 17 ó 18 años y en muchos casos tenía que aportar parte de su sueldo a la economía familiar.
Pasó la crisis económica y de trabajo, pero la superó trabajando en lo que fuese, aunque no se correspondiera con su formación.
Trabajó y luchó por la democracia y los derechos sociales en este país, y ahora ve como aquellos partidos que encumbró hoy le dan la espalda y sus dirigentes se han convertido en los burgueses de esta mal llamada democracia. Esa generación que crió y educó a las siguientes, las más preparadas de la historia de España, que dio a sus hijos todo lo que ellos no habían tenido, que cuidó de sus padres al tiempo que criaba y preparaba a sus hijos para el futuro. Esa generación que está en el ocaso de su vida, ve con desasosiego como todos sus esfuerzos se vienen abajo.
La generación del desasosiego, ve ahora como sus hijos de 30 ó 40 años, aún viven en casa y a su costa, ve como sus hijos no tienen trabajo y cuando lo encuentran mal pagado, por lo que sus pensiones, que según dicta la Constitución, deberían servirles para llevar una vida digna, tienen que repartirlas y ser el soporte de hijos y nietos.
La generación del desasosiego otra vez tiene que salir a la calle, como lo hizo en su juventud para defender sus derechos que fueron desapareciendo en los últimos años: 8 horas de jornada, contratos y sueldos dignos, sanidad y pensiones dignas, educación de calidad para todos etc, etc.
Y ahora, en la etapa final de su vida, cuando está generación sale a la calle, se encuentra sola. ¿Donde están esos jóvenes parados, esos 13 millones de trabajadores pobres, esos hijos a los que se les dio todo?.
La generación del desasosiego si estuviese acompañada por todos aquellos por los que sacrificó su vida, haría temblar los cimientos del Congreso de los Diputados y espabilaría a esos políticos apoltronados con sueldos millonarios y al servicio de la banca, de las eléctricas, a esos magnates patrióticos, que pagan sus impuestos en paraísos fiscales.
La generación del desasosiego tiene muchos motivos para salir a la calle porque, además, está viendo en el horizonte muchos nubarrones y quizás una gran tormenta.

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