por Luis GARCÍA DONATE
Hoy traigo una historia de mi propia cosecha.
“ Cuentan los antiguos pergaminos, la historia de un gran sabio, uno de los que en la antigua China eran conocidos como los Ocho Inmortales, sabios errantes que vagaban por aquellas tierras deshaciendo entuertos. El que nos ocupa era conocido como Bao Xi , el zorro de la llanura y viajaba de pueblo en pueblo con su pellejo de vino y su bastón contando historias a cambio de un cuenco de sopa.
Cierto día el viejo maestro se encontró en mitad del camino con la carreta de un vinatero que había sido asaltada, del propietario no quedaba allí ni la sombra, tan solo el apático buey que pastaba aún uncido los matojos de la cuneta sin hacer el más mínimo caso del pilluelo que trataba de llevarse la carga. Movido por la curiosidad , el anciano se sentó en una piedra a observar. El ladrón, un esquelético muchacho que apenas tendía dieciséis años llenaba una y otra vez una escudilla de madera con vino y tras probarlo, lo tiraba, más y más frustrado cada vez.
– Si te resulta amargo, abre otro y prueba joven- El muchacho se volvió obsequiando al anciano con una expresión de la más sentida incredulidad.
– ¿ Por qué habría de hacerlo?- dijo el joven
-Solo los locos y los asnos hacen lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes y apostaría mi preciado pellejo de vino, mi particular elixir de la inmortalidad, a que tu no eres un asno- el viento ululó entre los bambúes de un bosque cercano- Fíjate en el bambú
El muchacho miró sin comprender.
– La vida es cambio, el árbol flexible aguanta la tormenta, el cambio da opciones, el que permanezca quieto desesperará y se quebrará bajo la tormenta. Como el bambú, el sabio debe aceptar el cambio, fluir y aprender de él- cuando el joven levantó la vista tras probar del otro tonel, saboreando su dulce sabor, el sabio había desaparecido con el viento”
(Espero que esta historia os haga pensar tanto como a mí).
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