Villanueva
Redacción / Grado
Un vecino de Villanueva en Teverga no daba crédito a lo que veía mientras esperaba al panadero. Ocurrió a primeros de julio cuando, de una casa abandonada en mitad del pueblo, pudo comprobar como salía una osa con dos crías, tomaba el camino hormigonado y subía en dirección al bosque de Subeiros, por encima del pueblo. La osa sigue por la zona, según relatan los vecinos que además hablan de otro oso «de color negro y gran tamaño» que ha sido visto en el pueblo vecino de La Torre.
La presencia de los plantígrados ha puesto en alerta al vecindario, que temen un encuentro desafortunado «porque con crías nunca se saben como reaccionan. Deberían asustarlos con voladores porque están demasiado cerca de la gente», señalan. Villanueva es un pueblo habitado situado entre La Plaza y el Puerto de San Lorenzo y se encuentra a tan solo a unos diez kilómetros de la capital de Teverga
Según la organización conservacionista FAPAS la primavera tardía que hemos tenido ha provocado que las huertas de los pueblos se encuentran en estos momentos con los cerezos injertados, «llenos de gordas y suculentas cerezas más grandes y dulces que las silvestres», lo que es un atractivo para que los osos acudan a los pueblos.
FAPAS considera que en esta época es importante evitar conflictos: «El incremento de la población osera en las zonas centrales de Asturias conlleva que incrementemos el esfuerzo de trabajo para hacer compatible la presencia del plantígrado con la protección de los intereses de las personas. Día a día FAPAS está atendiendo las llamadas de ayuda de quienes asumen que el oso va a ser un vecino más del entorno y que a partir de ahora, después de décadas en las que no se acercaban a zonas habitadas será necesario tomar medidas de prevención».
A juicio de FAPAS, sin embargo, las estrategias de ahuyentarlos con disparos de intimidación, medidas de disuasión «y consejos alarmistas de qué se debe de hacer si se ve un oso es buscar un conflicto donde no lo hay».
El acercamiento de osos a la poblaciones es uno de los principales problemas con los que se enfrentan ahora las instituciones. La proliferación de ejemplares gracias a los planes de protección, así como la pérdida de su hábitat conlleva que los osos pierdan miedo a las personas y se atrevan a acercarse más los núcleos poblados. Meses atrás el Principado inició una campaña por las zonas oseras precisamente para tratar con vecinos y ganaderos sobre estos posibles encuentros y orientar respecto a las medidas de precaución que hay que tomar.
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