Publicado el: 17 Ago 2018

La promoción del 68 de la Escuela de aprendices vuelve a Trubia

Una treintena de exalumnos de la Fábrica de Armas celebra el reencuentro al cumplirse los 50 años de su etapa de estudiantes, mediante una emotiva comida de hermandad

Los exalumnos de la promoción del 68, posando hoy en Trubia

 

Beatriz Alvarez / Trubia

Los pocos trubiecos que hoy desafiaban a la lluvia, intensa por momentos, cruzando la plaza del General Ordóñez, fueron testigos del encuentro de 29 de los antiguos aprendices de la Fábrica que este año cumplían medio siglo desde su ingreso en la misma en 1968. La casi treintena de hombres hechos y derechos, jubilados ya, volvieron a tener cincuenta años menos y a reconocer en sus caras adultas a aquellos compañeros de pupitre y taller, de sueños y proyectos de futuro de los que a estas horas están todavía dando cuenta tras reunirse en un restaurante de Las Regueras a celebrar una comida de hermandad.
Abrazos y emoción durante la primera parte del encuentro, que se celebró como atestiguamos bajo la lluvia, pues habían quedado para hacerse una foto junto a la escultura que rinde homenaje a aquellos neños que un día entraron de aprendices procedentes de los pueblos y aldeas cercanas. Hoy aún se llaman y conocen entre ellos por los nombres de los pueblos de procedencia: Camales, Llazana, Borondes, Reconco, Sama, Villanueva, Hispanis, Perlavia, Villarín,…
La que fuera «primera escuela profesional del mundo» fue creada en 1850 por el General Elorza y cerrada en 1990. Durante su casi siglo y medio de existencia salieron de la Fábrica más de 2200 estudiantes que en su mayoría pasaban a formar parte de los trabajadores de la Fábrica de Armas tras cuatro años de formación, pero que también se convirtieron a la larga en lo grandes especialistas del tejido industrial asturiano. Las promociones de la Fábrica eran de treinta alumnos. Los que obtenían las mejores puntuaciones tras un examen en el que se les puntuaban materias como Gramática, Geografía, Historia de España, Aritmética y Geometría entraban en la Escuela con 14 años. Desde allí tras dos años de escuela, compaginaban la misma con dos años de prácticas en los diferentes talleres de la Fábrica. Durante este tiempo y con una educación marcada por una férrea disciplina militar, los chavales recibían una formación integral, profesional y humana, al tiempo que podían disfrutar de unas instalaciones muy buenas para la época que incluían espacios para el deporte, campo de fútbol, cancha de tenis, frontón y hasta piscina, siendo muchos de los componente de esta promoción integrantes del equipo juvenil del Juvencia.
De la promoción que se reunía hoy, catorce alumnos siguieron carrera militar como Especialistas de Armas del Ejército de Tierra, algunos llegando a lo más alto del escalafón, otra de las vías que abría entrar en la Escuela de Aprendices. Otros son empresarios, profesores, catedráticos, en definitiva profesionales en aquello a lo que se dedicaron poniendo en práctica los valores que recibieron en la Fábrica. Hoy se acercaron a Trubia desde lugares tan remotos como Paraguay, Londres, la Palma, Ceuta, Valencia, Burgos, León y Zaragoza, otros desde la Asturias en la que permanecieron para recordar la experiencia vivida y compartir los diferentes caminos por los que les llevó la vida. Francisco Quiñones Alvarez de Valduno, el artífice de este encuentro junto a José Ramón Fernández Valdés y José Luis Alonso Fernández, recordaba para este medio las largas jornadas de estudio y prácticas que se prolongaban desde las 6.00 de la mañana cuando salían de casa hasta las 23.00 de la noche cuando regresaban agotados, tras un duro periplo y «en el verano a la yerba».

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La Voz del Trubia