La localidad moscona, en la que solo hay dos casas habitadas, consigue recuperar sus festejos gracias al empeño de los vecinos y la colaboración de una decena de proveedores.

R. B. / Grao

Llevaban más de medio siglo sin fiestas locales, y casi nadie recordaba que en Robleo (Grao) se celebraba Romería de San Antonio cada mes de agosto. Pero como suele decirse, hace más el que quiere que el que puede, y cuatro vecinos del lugar se han empeñado este año en conseguir que Robleo se vaya de fiesta. “¿Por qué no lo intentamos?” se preguntaron.

Intentado, y conseguido: desde ayer hasta hoy, con un programa festivo que abarca dos jornadas, unas setenta personas han ido subiendo a la fiesta. Empezando por un campeonato de brisca y parchís y terminando con baile y verbena. Nada mal para un núcleo donde están empadronados siete habitantes. “Coincidió que son también las fiestas de Cuevallagar”, cuenta Jorge Fernández, uno de los organizadores, que por otra parte tampoco duda en calificar de “muy bueno” el resultado. No es para menos: multiplicar por diez la concurrencia habitual del pueblo no pasa todos los días. Para lograrlo, nada mejor de entrada que ofrecer “fartura” a los asistentes, con un pincheo a base de empanada, quesos, jamón, sidra y lo que haga falta, acompañado de rifas y el apoyo de allegados y proveedores. Estos han sido mayormente empresas alimentarias y negocios radicados en el concejo, que han donado comestibles, sidra o contribuido logísticamente a la fiesta.

Hoy, la sesión vermú abrió la jornada, con la música de gaita de Daniel García, de Ambás, mientras que esta noche la gran verbena la amenizará el músico José Luis Fernández Francos. “No hubo presupuesto para contratar a la Orquesta Panorama, pero igual un año de estos ¿quién sabe?”, explica con humor Jorge Fernández. Tampoco se trata de arriesgar ese caché, pero de momento, gracias al entusiasmo de los organizadores (que son Javier Menéndez, Elena Alonso y Darío Fernández, además de Jorge), Robleo ha conseguido recuperar su fiesta, después de 62 años. Allí, desde luego, eso no pasa todos los días… ni todos los años. Claro que “si no tenemos pérdidas, el año que viene, volveremos a organizarlas”. Ojalá que sea así.