El grupo de baile cumple cuatro décadas profundizando en las raíces del folclore asturiano
L. S./ Trubia
Todos los jueves el teatro del Casino Obrero de Trubia resuena bajo los pasos y al son de las panderetas. Primero ensayan los niños y después, bajo la dirección artística de Pau Santirso, los mayores. Son el grupo Nocéu, que el año pasado cumplió cuatro décadas de historia, y está dispuesto a cumplir cuatro más, profundizando en las raíces del folclore asturiano y llevando la música tradicional a las calles de Oviedo y una vez al año, coincidiendo con la fiesta de la fábrica, al teatro de Trubia, con su tradicional festival.
El grupo es “muy familiar”, porque una vez que uno lo prueba, es fácil contagiarse. Así, hay hermanos, amigos, hijos y parejas, más mujeres que hombres, aunque tampoco faltan bailarines. En total, son unos 25 miembros, con el tamboritero Abel Álvarez al frente, como presidente. Este informático trubieco llegó al frente de Nocéu hace unos seis años, cuando el grupo folclórico pasaba sus horas más bajas. “Corría el riesgo de desaparecer. Mi hermana había bailado aquí desde pequeña, y yo estaba también involucrado, y entre todos dijimos, hay que tirar por esto, y lo logramos”. Dos claves están debajo de la recuperación de Nocéu y su actual vitalidad: el programa Folclore en la Calle, que impulsa desde la primavera al principio del otoño el Ayuntamiento de Oviedo, y que permite a los grupos ovetenses contar con unos ingresos seguros para organizar su presupuesto anual, y el ‘fichaje’ de Pau Santirso como director artístico. “Ha habido un proceso de mejora, de búsqueda de un baile tradicional más auténtico, desde la vestimenta al repertorio”, asegura el presidente de la agrupación.
Nocéu nació en 1978, como una actividad de la asociación vecinal y cultural Yerba. Hubo un momento en que era demasiado costoso para el resto de la asociación, y se independizó, adoptando ya el nombre de Nocéu. Llegó a tener 50 miembros y a viajar a muchos festivales, con actuaciones muy importantes. Entonces le ayudaba mucho la fábrica, y era muy de Trubia. «Hoy sigue manteniendo la vinculación con los trubiecos, y la mayor parte somos de aquí, y aunque vivamos fuera, en Oviedo, venimos a ensayar”.
El grupo está abierto a todos los interesados, grandes y pequeños. “Cualquiera que quiera puede venir por aquí un jueves y probar. Los pequeños ensayan a las 7,30 y a las 8,30 empiezan los adultos, hasta las diez. Si les gusta y quieren entrar, entonces sí hay que pagar una cuota de asociado”, señala Abel Álvarez. Los trajes son personales, ya que un buen bailarín o bailarina tienen que tener su atuendo, que no es precisamente barato. “La gente lo va consiguiendo por piezas, y para actuar si no tienes el traje completo otros miembros del grupo te pueden ir prestando, hasta que consigas completarlo”. Actúan siempre con gaita y tambor, y no renuncian a las voces y las panderetas, instrumentos que también son caros, pero que se pueden utilizar en préstamo hasta conseguir “hacerse con todo, con regalos de reyes, de cumpleaños….”. Dirigiendo la voz, aunque no en todos los ensayos, está María Vázquez, compañera de Pau Santirso muy aficionada como él a la música tradicional asturiana. De hecho, ambos se conocieron hace muchos años bailando en Nocéu. Desde hace un tiempo, ensayan en el teatro del Casino, aunque les costó un poco obtener el permiso municipal.
“El teatro es precioso, pero le falta una buena iluminación, y tiene pocas butacas, 200, y siempre nos quedamos cortos en el festival. A veces nos dicen que actuemos fuera, en la plaza, pero este teatro es nuestro lugar natural”. Trubia, una localidad muy musical, mantiene el son con Noceú.
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