Esther Martínez/ Las Regueras
Hace unos años que al ir aumentando la afluencia a la piscina de Las Caldas la gente comenzó a cruzar a la otra orilla del río por el puente, ya en Caces, y en días soleados llegan a juntarse hasta cien personas en esa orilla del Nalón; un entorno natural privilegiado. Hace unos días un chaval de Oviedo, perdía la vida en esa zona y no tardaron en saltar todas las alarmas de la peligrosidad de esa pequeña ensenada fluvial.
Además los propietarios de las fincas de la zona, llevan tiempo peleando contra actos vandálicos, ocupación de los prados incluso cuando hay presencia de animales pastando, incluso llegando a tener enfrentamientos con visitantes.
El lugar conocido como La Rienda, es el sitio donde numerosas pandillas llevan varios años, frecuentando en días de verano. Los ganaderos afirman que “la mayoría aunque ocupen el prado, son civilizados, pero hay grupos que dejan todo lleno de basura, las portillas abiertas por donde se escapan las vacas, los coches impidiendo el paso a la propiedad y bloqueando caminos, llegan incluso a meter en la finca, quads, motos o furgonetas, familias completas con mesas y sillas y acampadas incluso nocturnas, mientras que el ganado no puede ni bajar a beber al río”, se lamentan.
Incluso los actos llegan al vandalismo, y no es la primera vez que vuelcan la pala de un tractor haciendo hogueras con los fardos de hierba en la Noche de San Juan o arrastrándolos al río.
El problema afirman los propietarios de las fincas se agrava con la pandemia y las fases de desescalada que “lo mismo fue en la fase 1 que en la 2, incluso estos días después de la desgracia siguen bañándose en el mismo sitio con la música a todo volumen sin respetar la más mínima norma ni cívica ni sanitaria. Grupos especialmente de jóvenes,
pero familias con sillas de bebé saltando muros para acceder a la orilla del rio. Los días calurosos de finales de este mes agudizan un problema ya de por sí preocupante.
“Cualquier día puede haber que lamentar un accidente porque los animales no son un juguete para que los niños se diviertan. Hay vacas paridas, caballos y hay que pensar que es un peligro”, afirman. Los ganaderos denuncian que además se está convirtiendo en un lugar habitual para la celebración de ‘botellones’ nocturnos, lo que detectan por las mañanas, por los restos de vasos de plástico y botellas de alcohol. Hoy por la mañana han recogido numerosos restos.
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