Las obras de la Senda del Oso sustituirán 2 kilómetros de vallas

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Se están instalando nuevas barreras «menos bucólicas pero más seguras» en los puntos más dañados y peligrosos, como Caranga y la subida de Valdemurio, zonas en donde se producen más accidentes. Las obras tienen que finalizar en diciembre y el resto del proyecto tendrá que ser decidido en el nuevo presupuesto del Principado. No se contempla de momento ninguna inversión para restablecer el servicio de la piscina de Buyera

Zona en Caranga en donde este verano cayó una ciclista

L. S. / Proaza

Las obras de mejora de la Senda del Oso, que están siendo coordinadas por el parque natural de Las Ubiñas-La Mesa y han sido adjudicadas a Tragsa, estuvieron al ralentí durante el verano, en una temporada en la que la ruta turística atrajo más visitantes que nunca. Los trabajos han recibido ahorar un impulso, según señala el director del parque natural, Jaime Gordo. “Durante el verano se hizo lo imprescindible de mantenimiento, y se revisó todo el recorrido para fijar las prioridades de actuación”. Con un presupuesto limitado, de 190.000 euros, éstas prioridades pasan por la reparación de los argayos y la sustitución de las vallas más deterioradas. En principio, en los trabajos actualmente  adjudicados está prevista la sustitución de unos dos kilómetros de vallas, en las zonas más dañadas y peligrosas, que son a su paso por Caranga (donde ya se registró un accidente mortal) y en la subida hacia Valdemurio, en Quirós. Todavía en Caranga, este mismo verano, cayó al vacío por una rampa de tres metros una cicloturista, si bien, salió milagrosamente indemne al caer sobre una zona frondosa.

Pero el proyecto que tiene sobre la mesa el parque natural va más allá de las obras ya adjudicadas, y plantea la supresión de las vallas en los lugares donde no sean necesarias por seguridad. “La Senda tiene 33 kilómetros y hay 18 kilómetros de vallas. El proyecto plantea retirar en total tres kilómetros y mantener 15 kilómetros de senda vallada”, señala Gordo. El diseño, en los tramos en los que se sustituya el vallado, será diferente al actual, unas vallas de madera que con la capacidad económica de la Mancomunidad, titular de la Senda, “es imposible mantener” en buen estado. “Son unas vallas que dan una falsa impresión de seguridad, pueden parecer firmes y estar en mal estado”, apunta el director del parque.

Las nuevas vallas, cuyo diseño asegura que aún no está cerrado, tendrán los anclajes de metal, menos bucólico pero más seguro y de mantenimiento más barato. La reparación del firme, otra de las necesidades de la ruta turística, tendrá que esperar, ya que el presupuesto es limitado y llega después de muchos años de falta de mantenimiento y de “parches”. El arreglo de baches, en zonas muy castigadas como los túneles de entrada a Teverga, es uno de los objetivos para este contrato. La dirección del parque natural espera que una vez pasado el verano Tragsa destine una cuadrilla para ponerse en serio con las obras, que en cualquier caso deben estar finalizadas en diciembre, también por motivos presupuestarios. El resto del proyecto, con la sustitución o eliminación del resto de las vallas, y la mejora del firme, tendrá que esperar a la decisión política, que se reflejará en el presupuesto del año que viene. El arreglo de equipamientos como las piscinas del área recreativa de Buyera, cerradas en 2019 por decisión de Sanidad, ni siquiera se contempla en el proyecto impulsado por el Principado, que pretende atender a las demandas de mantenimiento más evidentes, tras dos graves accidentes.

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