Los estudios de georradar documentan restos de una construcción a unos 200 metros de la villa original, ubicada bajo una necrópolis, además de una posible canalización hacia la pequeña edificación excavada este verano
Redacción/Grado
El equipo que excava en la villa romana de La Estaca ha localizado un nuevo edificio, a unos 200 metros de la villa donde en 2018 se localizó un mosaico de enorme belleza. Con éste, son ya tres las edificaciones identificadas en el conjunto: la villa original, donde se han hallado dos mosaicos, uno en los años 50 del siglo pasado y el segundo el ya citado; una construcción de pequeñas dimensiones, de 4×8 metros, probablemente un granero, y esta nueva edificación, de tamaño intermedio. Los restos localizados ahora, gracias a técnicas de georradar, están bajo una necrópolis probablemente medieval, cuyos enterramientos se hicieron cuando el edificio ya había perdido su función, según señala el director de la excavación, el arqueólogo Juan Muñiz. «Sabíamos que existía una edificación ya desde 2013, y ahora hemos podido comprobar su existencia gracias al georradar. Aún es pronto para hacer hipótesis sobre cuál podría ser su función, de ocio, residencial o como dependencia de trabajo», apunta Muñiz. El nuevo hallazgo no podrá ser estudiado por el momento, ya que no entra en los planes arqueológicos del año que viene, que ya están definidos y tasados, y que se centrarán en conocer en mayor profundidad el segundo edificio, aparentemente un granero. Se ha localizado una línea «muy definida» que cruza el subsuelo hacia esta construcción, probablemente una canalización que podría arrojar luz sobre el uso que tenía la edificación. Los hallazgos que se van acumulando van dibujando un complejo edificatorio que podría tener, según las estimaciones del arqueólogo, unas siete hectáreas. Para poder tener una idea de las dimensiones, se está probando una nueva técnica no invasiva que permite detectar restos de construcciones. «Estamos probando si sus resultados tienen validez. Lo hemos probado con el terreno ya excavado, y sí es coherente con los restos que sabemos que están en esa zona, así que es posible que podamos utilizar esta técnica para obtener datos de superficies mayores, de unas dos hectáreas, en vez de unos 3.000 metros, que es la superficie que va cubriendo el georradar», señala el arqueólogo.
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