Gustavo A. FERNÁNDEZ

[La Mosquitera]

Mientras distintos colectivos de Asturias, Galicia, Cantabria, País Vasco, Navarra, León y Portugal trabajan en una candidatura conjunta para solicitar a la Unesco la declaración de los hórreos Patrimonio de la Humanidad, las dos paneras de la calle El Boláu de Grau han sufrido una serie de mutilaciones tan incomprensibles como irreversibles. Mientras el Principado ha constituido una Mesa del Hórreo para el debate de expertos, el tejado de la panera de la antigua sidrería El Infierno se ha venido abajo tras unos días de intensas lluvias. Mientras la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano se consolida y avanza en su objetivo de difundir y defender estas estructuras tradicionales, en la villa moscona ya no se conserva ni un solo hórreo y, de las seis paneras que quedan, las tres más importantes están en un estado lamentable. En el resto del concejo el panorama no es mucho mejor, este mismo mes desde el museo etnográfico recogíamos varias piezas de un hórreo caído en Peñaflor. Mientras los hórreos de Grau eran protagonistas destacados en un reciente programa televisivo, nos llegan continuamente informaciones preocupantes de hórreos del siglo XVI con el tejado caído o que están a la venta y pueden irse del concejo. Esta situación no es exclusiva de Grau sino común a toda nuestra región. Falta sensibilización social y puesta en valor, faltan facilidades para que tener un hórreo no sea un problema para sus propietarios, falta que las administraciones se impliquen y se hagan cargo de los ejemplares con mayor valor histórico y artístico. ¿Estamos a tiempo de salvar este patrimonio y símbolo regional? Se calcula que quedan 20.000 hórreos y paneras en Asturias y pueden parecer bastantes aún, pero se han perdido muchos, demasiados, algunos eran ejemplares únicos. Mientras yo escribo este texto o mientras usted lo está leyendo, un hórreo se declara en ruina cada día en nuestra región.