«Ha sido agotador y muy duro, pero los trabajadores se han volcado», destaca el director del centro, Jorge Arenas, que agradece la entereza de las familias quirosanas

Redacción/Grado

Jornadas de 14 y 16 horas de trabajo atendiendo a una treintena de personas enfermas de covid 19. La residencia de mayores de Quirós, de la red del ERA y gestionada por la empresa Gerusia, ha vivido sus días más duros, tras un brote de coronavirus que afectó a la totalidad de los residentes y a ocho trabajadores. El centro ha superado por fin el brote y la totalidad del personal y de los residentes ha dado negativo en las pruebas PCR. Mañana se les aplicará la segunda dosis de la vacuna, ya que el contagio masivo se produjo después de la primera dosis, cuando la inmunización aún no era efectiva. Detrás dejan a varios compañeros fallecidos y jornadas de trabajo interminables, aunque lo más difícil fue el pesar emocional y la tensión de luchar contra un enemigo invisible. «Con numerosos compañeros y compañeras de baja por coronavirus, tuvimos que afrontar jornadas de hasta 16 horas. La empresa se portó muy bien, intentó cubrir las bajas, pero no había personal dispuesto a venir a trabajar, y además pensamos que casi era peor traer a más gente que pudiera acabar contagiada. De forma que con un par de contratos de refuerzo fuimos saliendo al paso. Tres trabajadoras utilizaron el albergue de Arrojo para quedarse en Quirós durante el brote, un espacio que nos facilitó el alcalde, Rodrigo Suárez. Lo más duro no fueron las jornadas largas, una vez que te pones, te pones; pero sí la incertidumbre y el dolor de la situación», señala el director del centro, Jorge Arenas. Ahora que ha quedado atrás, Arenas quiere agradecer el esfuerzo de los trabajadores, «estuvieron al pie del cañón, unos iban enfermando y otros recuperándose, y se incorporaban a trabajar, lo han dado todo». Y agradece la entereza de las familias quirosanas.