La concejala Marta Pravia critica que a los usuarios de estos servicios no se les incluya entre los planes específicos de vacunación pese a que suelen ser dependientes y conviven unos con otros durante muchas horas diarias

Maribel Martín, que tiene un familiar con Alzheimer en el centro de día de Grado, destaca que «no sabe lo que es la pandemia, ni porqué tiene que llevar mascarilla, y está siete horas al día con usuarios ya vacunados, que pueden transmitir el virus»

Redacción/Grado

Los usuarios de los centros de día no están incluidos en ningún plan específico de vacunación, y se les vacuna según sus circunstancias personales, es decir, si cumplen los criterios generales: ser gran dependiente o tener más de 80 años. Esta situación hace que convivan en el mismo centro personas vacunadas y otras que no lo están, pero que también son mayores vulnerables y dependientes, y con patologías, «motivo por los cuales la consejería les concede una plaza en estos centros», denuncian los familiares. La situación ha sido denunciada por el Ayuntamiento de Grado, que tiene uno de estos centros. La concejala de Servicios Sociales, Marta Pravia, asegura que el Consistorio moscón está «perplejo» ante «la situación de los centros de día públicos en Asturias, y en particular la situación del nuestro en Grado, que presta una atención esencial a muchas personas del municipio. A los usuarios de estos centros, no se les ha incluido en ningún plan específico de vacunación, olvidando la vulnerabilidad tanto individual como colectiva que tienen, al producirse una convivencia durante siete horas al día en una institución». La concejala destaca que la propia consejería reconoció que los centros de día eran un posible foco de contagios, «cuestión que conllevó a su cierre durante muchos meses, con el grave perjuicio para usuarios y familias. Pues bien ahora que los tenemos funcionando, el riesgo debe de haber desaparecido, ya que en vez de vacunarlos a continuación de las residencias, considerándolos grupos de convivencia donde los contactos son inevitables, lo que se está haciendo es no tener en cuenta su situación de usuarios de un centro sociosanitario, y se les está vacunando como a la población general. Esta situación puede poner en peligro al propio centro, donde los vacunados conviven diariamente con aquellos que por la aplicación rígida del protocolo no lo están, y sobretodo y especialmente a aquellas personas vulnerables que asisten diariamente al centro de día y que no han podido recibir la vacuna, estando así especialmente expuestos a cualquier circulación del virus en cualquiera de los centros».

En Grado, tres usuarios afectados
La aplicación del protocolo general a los usuarios del centro de día de Grado ha dejado sin vacunar a tres usuarios. «Se solicitó incluirles en la
vacunación masiva si existieran dosis sobrantes, y la rigidez de los protocolos no lo permitió», lamenta Pravia, que destaca que durante la vacunación de grandes dependientes se vacunó a todos sus convivientes, lo que no ha ocurrido con los vacunados que asisten a los centros de día, que siguen conviviendo con personas que no han recibido ninguna dosis. Para inmunizar a estos familiares de grandes dependientes «no se tuvo en cuenta la edad o el grado de dependencia», señala la edil. «Debemos garantizar la seguridad en aquellos servicios que prestan atención a aquellos que se han mostrado más vulnerables al virus y no entendemos que en los protocolos de vacunación se hayan olvidado de los centros de día».
La concejala señala que tanto el Ayuntamiento como los familiares han manifestado en varias ocasiones su malestar al Principado, sin éxito, y destaca que hay otros centros donde también se han movilizado, como en Moreda.  Una de las familiares afectadas por esta situación es Maribel Martín, que tiene a un familiar en el centro de día moscón. «Cuando vi que no le vacunaban pasé del desconcierto a la indignación». El motivo: que era dependiente de Grado III. «Es decir, a los usuarios de estos Centros se les había aplicado el criterio que se aplicó a la población en general sin tener en cuenta en primer lugar que son todos dependientes, o sea, vulnerables, o sea grupo de riesgo. En el caso de mi familiar, en concreto, tiene un diagnóstico de alzheimer y ni es consciente de la pandemia,  ni sabe porqué debe llevar mascarilla ni lo  que es la distancia de seguridad etc. En segundo lugar, son un grupo de convivientes,  siete horas cada día en un espacio cerrado, en una institución, en un centro sociosanitario. Y por último, tratándose de vacuna que protege de la enfermedad pero no inmuniza, los que han quedado sin vacunar están totalmente expuestos y desprotegidos ya que los vacunados ( la mayoría de los usuarios y  los trabajadores) sí pueden transmitir el virus». A su indignación se suman las hijas de tres usuarias del centro de día de Moreda, Josefina García, María Cristina Pérez y Lucia Díaz. Sus familiares quedaron excluidos por no tener aún 80 años ni llegar a un grado de dependencia III, según la clasificación establecida en la ley de Dependencia. «En el caso de nuestras madres, tienen dependencia grado II y patologías como diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión, enfermedad mental. Unas padecen de unas y otras de todas, razones
suficientes para incluirlas en el grupo de riesgo. Pasan 7 horas al día en un grupo de convivientes de un centro socio sanitario, un espacio cerrado del que salen y entran diariamente, vuelven a sus hogares, conviven con sus familiares arriesgándose a contagiarse y a contagiar, ya que tratándose de una vacuna que protege de la enfermedad pero no inmuniza al 100%, los vacunados del centro pueden contagiarlas y ellas contagiarse dentro o fuera, trasmitir el virus e incluso morir». Piden, por tanto, que se vacune en los centros de día como se hizo en los geriátricos.