María Dolores Monge, finalista del premio “TalentA” de Fademur gracias a su proyecto de producción de setas ecológicas, dejó un trabajo fijo en Madrid para criar a sus hijos en el campo

Inés Paniagua/Belmonte de Miranda

María y su familia vivían en Madrid, pero vinieron a Asturias buscando compaginar la vida laboral con la familiar y poder criar a sus hijas en un entorno más natural. «Por pasar más tiempo juntos es por lo que hemos decidido abandonar un trabajo fijo y venirnos a una zona rural. Además, es un mundo que ya conocemos y nos llena.» En su familia siempre hubo cultura micológica y le dieron la idea de iniciar un negocio relacionado con las setas. Buscando proyectos y técnicas encontró esta forma de cultivo de origen japonés, novedosa en la región: las setas shiitake. Empezaron con una explotación de 500 troncos anuales debajo de la panera de su casa, que este año se ha convertido en una producción de un millar ya en un terreno adaptado a las necesidades del cultivo, y esperan llegar hasta los 4.000 troncos en los próximos años. También están haciendo pruebas e indagando con otras variedades de setas que todavía no comercializan, pero que pueden ser el origen de otro proyecto para el próximo verano. El negocio, ubicado en Pandu, en Belmonte de Miranda, se basa en el respeto del medio ambiente, por lo que únicamente utilizan componentes naturales en el proceso de producción: un tronco recién cortado de origen autóctono, en el que inoculan la semilla de la seta con serrín de roble y que posteriormente sellan con cera de abeja. «No es solo producir setas, sino que intentamos dar valor a los montes y cuidarlos», explica. El trabajo que hay detrás de la producción de las shiitake es muy constante y requiere cumplir unos plazos en función de las temperaturas anuales. Hay varias fases que van desde dejar en reposo el tronco, a la recogida de las setas, pasando por la inoculación de la semilla, el remojo de los troncos durante 24 horas y el control de la temperatura y la humedad cada día. Para la recogida, María cuenta que «hay que venir todos los días a recolectar y lo mismo te llevas un kilo que diez. Depende del día, es como la naturaleza misma» y que con todos estos cuidados «obtienes una seta muchísimo más carnosa, con mucho más aroma y más tierna.» La demanda de este producto proviene mayoritariamente de restaurantes, además de particulares, fruterías y tiendas ecológicas, donde se puede comprar a 24 euros el kilo aproximadamente. Actualmente está preparando la tienda online en su página oficial “Shiit-Astur”. Además, María cuenta cómo ha sido la venta en el último año durante la pandemia: «Sobrevivimos a este año tan complicado gracias a la venta directa a particulares, ya que los restaurantes cerraron. Repartimos nosotros mismos a los domicilios, igualmente llevamos el producto a las tiendas normalmente.» En cuanto a sus características «esta es la mejor seta comestible en cuanto a propiedades nutricionales», ya que regula el sistema inmunitario, previene enfermedades coronarias y ofrece apoyo antiviral y cardiovascular, entre otras muchas ventajas.