El historiador bucea en las mil cajas del archivo de Grado gracias a una beca, y ha encontrado desde la lista de despedidos por ir a la huelga a las multas a alcaldes de pueblo por negar que sus vecinos fueran ‘rojos’
L. S. Naveros/ Grado
Para «recuperar la memoria democrática de los naturales del concejo de Grado» durante la Guerra Civil y el franquismo el Ayuntamiento moscón creó una beca de investigación, que recayó en el historiador praviano Cristian Rangel. «En el ático del Ayuntamiento está, muy bien conservado y ordenado, el archivo municipal, casi mil cajas de documentación y expedientes», señala Rangel, que también indagará en los llamados ‘papeles de Salamanca’, el archivo del franquismo. Ha centrado su investigación entre 1931 y 1948, buscando entre las signaturas los documentos que puedan tener relevancia. Los digitaliza para trabajar, y va recreando así el paisaje de la vida en el concejo durante la República, la guerra y la dictadura. «Voy acotando por cronología y por temática. Hay cajas con un interés muy claro, como las de informes político-sociales. Incluyen algo más de cincuenta nombres, y van persona a persona. Más complejo ha sido bucear en la correspondencia militar de los años 37, 38, 39 y 40. Había que podar mucho, mucha documentación irrelevante».
También ha encontrado expedientes de incautación de bienes de distintos juzgados, que preguntaban al Ayuntamiento moscón si tenía constancia de la existencia de propiedades de tal o cual vecino. «La mayor parte no tenían nada», indica Rangel. Como curiosidad, localizó un oficio pidiendo información sobre si el ministro de la República Álvaro de Albornoz tenía alguna finca en Grado. No tenía. Los encargados de informar sobre la conducta e ideología de los vecinos «sospechosos» para la dictadura eran los alcaldes pedáneos, y en la villa, la Policía Local. En ocasiones los alcaldes intentaban proteger a sus vecinos de represalias, y Rangel ha encontrado al menos tres multas por decir que alguien era «afecto al Régimen», cuando había sido militante o simpatizante de izquierdas. «A estos alcaldes les caían multas de 25 o 50 pesetas, por ‘faltar a la verdad’. Hay un alcalde al que le impusieron varias de estas sanciones. En otros casos informaban de que se trataba de elementos ‘peligrosos’».
En la documentación sobre la que está trabajando se ve que Grado, pese a ser un concejo rural, tenía antes de la guerra una fuerte presencia sindical y gremial. La izquierda tenía mucha fuerza, en el año 32 ganó las elecciones el Partido Republicano Radical Socialista. «Había dos sindicatos de oficios varios, El Trabajo y La Invencible, uno de ellos federado con la CNT y el otro de tendencia socialista. Se ve también un fuerte movimiento asociativo y armonía entre los proletarios y los republicanos de izquierdas, primero con el partido Radical Socialista y luego con Izquierda Republicana. Los partidos de derecha o conservadores, agrupados en la CEDA, se constituyeron más tardíamente en Grado, en torno a 1935”, detalla el historiador.
De los años anteriores a la guerra, ha encontrado, por ejemplo, la lista de todos los despedidos por participar en la huelga general. «Localicé datos de 35 despedidos de distintos oficios, de la construcción, de una peluquería». «Hay que ir buscando las piezas del puzzle, y luego ir armándolo. Van apareciendo nombres, una y otra vez, profesiones…He localizado documentación de una unidad de soldados, las Fuerzas de Choque de Grado, Grupo de Emilio Flórez, con nombres y datos de 25 soldados del concejo, por ejemplo. Al principio tenía la idea de hacer una especie de diccionario de personas, pero de algunas personalidades destacadas, como Carlos Barredo, el que fue alcalde, hay mucha información, y de otros apenas ni la profesión». Su idea es dedicar los seis primeros meses a recopilar y ordenar la información y los otros tres a escribir. «Llegaré hasta donde se pueda, porque el tiempo es muy limitado». Las actas del Ayuntamiento están resultando muy productivas, ya que el secretario municipal (que estuvo antes, durante y después de la República) era muy puntilloso. Se conservan los expedientes de ‘depuración’ de todos los funcionarios municipales, que tuvieron que demostrar su adhesión al golpe de Estado. Algunos conservaron el puesto, otros lo perdieron y otros fueron juzgados y fusilados.
En cuanto a la represión franquista, está bien documentada la oficial, pero no la extraoficial, los ‘paseos’. «He encontrado anotaciones que indican con eufemismos estos ‘paseos’, por ejemplo diciendo ‘muerto por movimiento de tropas nacionales’», señala el historiador, que también ha encontrado una curiosa reclamación, firmada por el socialista Nicolás Zada, pidiendo 420 pesetas por la quema de una biblioteca en Sama de Grado, de la que culpan a la Guardia Civil. Entre los libros quemados, El Capital, de Marx.
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