La playa fluvial, a la que acuden en verano y fines de semana cientos de ovetenses, se llena estos días de de desechos a pesar de que hay contenedores en la zona

Lucía Álvarez / Las Caldas

La zona del Nalón a su paso por la localidad de Las Caldas, se ha convertido en el sitio de recreo de multitud de ovetenses. Tras el confinamiento y los cierres perimetrales, han sido muchos los que han descubierto el lugar y este verano el número de visitantes se ha incrementado. Todo esto sumado a los pernoctantes en el balneario, ha convertido a esta localidad en una de las favoritas de la zona rural de Oviedo para el turismo y el ocio.

A la altura de las piscinas municipales existe una playa fluvial que hace las delicias de muchos, a pesar de que ha habido varios accidentes en la zona. Desde primera hora el río se llena de gente equipada con mesas y sillas, que traen su comida y pasan un día agradable en un entorno natural paradisíaco.

Pero, una vez más, la afluencia de seres humanos no ha traído nada positivo al lugar. Más bien lo contrario. Una vez que los bañistas abandonan el lugar, el margen del río aparece infestado de desechos; latas de cerveza, pañuelos de papel, toallitas, envoltorios de helados, blíster de medicamentos, vasos de plástico, inundan los cantos rodados de la orilla, contaminando todo el ecosistema, y con las futuras crecidas del río, también el mar.

Es algo difícil de comprender que habiendo unos contenedores a escasos metros, las personas incívicas no tengan la capacidad de recoger sus desechos y no ensuciar el lugar. Poco respeto para con el planeta, el resto de visitantes y lugareños, y poco aprecio por lo que la naturaleza nos brinda. Si el abandono de desechos sigue al ritmo actual, no sería de extrañar que el próximo verano nos encontrásemos un cartel de este estilo: “Zona de baños clausurada por vertedero”.